En las panaderías de Paraná, en su mayoría son mujeres las que atienden rodeadas de los insectos. Si bien los especialistas aseguran que no hay riesgo bromatológico, las condiciones laborales están lejos de ser las ideales.
¿Por qué las panaderas de Paraná tienen que trabajar entre las abejas? Si bien ahora bajó la temperatura, cuando calienta el sol, más el calor del horno y los insectos por todos lados, las condiciones de laburo son insoportables.
En su mayoría son mujeres, las que atienden los locales que proliferan en el centro de Paraná, las que aseguran estar acostumbradas. La verdad es que para el cliente, la situación es bastante extraña porque si bien se desconoce si alguien fue picado alguna vez, el temor está latente.
El año pasado el UNO de Santa Fe se preguntó: ¿Por qué hay abejas en las panaderías? El técnico bromatólogo Alejandro Gibert, especialista del departamento de Capacitación y Epidemiología de la Agencia de Seguridad Alimentaria de Santa Fe (Assal) respondió: «Es obvio que la presencia de cualquier insecto en contacto con los alimentos genere rechazo y es cierto también que eso no debería suceder. Pero respecto de las abejas hay que aclarar que las mismas no representan ningún riesgo para los consumidores ya que no hablamos de un vector que pueda transmitir algún patógeno que produce enfermedades».
El experto y siguió: «De todas maneras es importante que los comercios de este tipo trabajen con conciencia en lo que se refiere al manejo integrado de plagas, que a diferencia de lo que es un control de plagas que hace alusión al trabajo de ciertas empresas que fumigan con venenos, la misma se basa en la aplicación de ciertas medidas».
A 23 días para la llegada del verano sería interesante que los organismos de control, como puede ser el Ministerio de Trabajo, realice un relevamiento para garantizar las condiciones mínimas de trabajo. En muchos locales se repite la imagen de la chica, sofocada por el calor, atendiendo entre los insectos.
Una imagen que, por más cotidiana que sea, no tiene que dejar de sorprendernos. (UNO)