Ana Carina Bradanini es una reconocida periodista radicada en Concordia, que lamentablemente fue noticia en las últimas horas por el violento robo que sufrió junto a sus hijas por parte de tres delincuentes que irrumpieron en su casa.
Fue la propia víctima quien decidió hacer público a través de su Facebook lo que le había ocurrido el miércoles por la noche y los primeros minutos de la madrugada del jueves. Incluso acompañó su crónica con las imágenes de las consecuencias del hecho.
“Nunca creía que iba a tener que escribir una crónica policial sobre mí y mis hijas: Ahí va”, comenzó su relato la periodista y docente radicada en Concordia desde hace varios años, que tiene su casa sobre la Ruta 15.
“El miércoles a la noche estábamos de sobremesa de cena con María Irigaray, cuando tres hombres armados, vestidos exactamente igual (desde el pasamontaña hasta el calzado) patearon con precisión profesional, la puerta de entrada de mi casa. La misma estaba cerrada con llave y alarma, e ingresaron violentamente apuntándonos”, describió Bradanini.
“Nos pidieron que desactivemos la alama y querían la plata. (En este punto, deseo aclarar que somos una familia de trabajadores, mi marido, mis hijas mayores, a hasta mi hija de 12 años hace fotos a veces, y yo TRABAJAMOS y con mucho sacrificio pudimos construir una linda casa prefabricada y una pileta IGUI que pagamos en cuotas.) En casa nunca hay plata, como no la hay en la mayoría de nuestros bolsillos”, aclaró la mujer.
“Lo cierto es que maniataron y encerraron en un baño a mi hija de 12, y lo mismo con María de 24. Las encerraron con el perro bajo pena de matarlos si el perro ladraba. Segundos antes le habían dicho a Leticia que se siente en el inodoro, creímos que la mataban”, describió a través de su cuenta en la red social.
“En cuanto a mí, uno de los delincuentes me llevó a mi pieza y me golpeó repetidamente pidiéndome la plata, los dólares y si teníamos armas. Cada respuesta negativa era un golpe de precisión profesional y/o algún otro tipo de intimidación mayor. Con conductas como cargar la pistola, levantarme la ropa y decirme “encima estas rebuena” vamos para el otro cuarto, acostate boca abajo, que bajara la cabeza mientras sacaba la traba de la pistola, atarme las manos atrás fuertemente con precintos y volverme a pegar”, detalló sobre la violencia del robo.
“Alternadamente yo perdía la conciencia y sangraba mucho. Cuando finalmente se convencieron de que no había dinero, y no querían ningún bien material, nos avisaron que se llevaban los celulares para tirarlos y me pidieron la llave del auto. En el Renault 9 se escaparon. Nos amenazaron con que uno se iba a quedar y que la primera que se paraba, la mataban”.
“Estuvimos quietas un rato pero mis manos atadas con precintos no soportaban las presión. Por eso nos encerramos en el pequeño baño de servicio, trabamos la puerta donde habían estado encerradas las nenas, nos hicimos de una de las computadoras viejas y a través de Facebook logramos comunicarnos con mi hermano. Que fue quien alertó a la Policía y la ambulancia”.
“Mi marido, Daniel, trabaja arduamente en Buenos Aires y no estaba ese día, creo que sabían, y por esa razón mi querido hermano me llevó al hospital donde me dieron una rápida, profesional y seria serie de estudios y curaciones del caso”, mencionó la víctima.
Luego explicó que acompañó la publicación con fotos de su estado una hora después del hecho, cuando se encontraba en el Hospital Masvernat, “para que no haya confusiones”. “Desgraciadamente, mis hijas también fueron lastimadas por las ataduras”.
“Es increíble que en estas circunstancias yo tenga que agradecer a uno de los delincuentes que mantuvo la calma, que evitó que me violaran o dispararan, veló por mis hijas y me arrojó agua para que vuelva en sí, tapándome con una frazada”, opinó sobre el final de su crónica.
Por último agradeció la “excelente actuación del fiscal y su equipo; y la Policía de la zona”. “Tomaremos todas las medidas para que no nos pase más, pero sin que las fuerzas de seguridad nos den una mano, va a estar difícil”, opinó. ElDía