En las calles de nuestra ciudad se observa con preocupación la presencia de un número importante de teléfonos públicos que se encuentran abandonados, vandalizados, sucios y destruidos. Las cabinas que los contienen son un espacio ocupado por residuos de todo tipo y propicios para transformarse en un lugar inseguro. En este sentido se considera que estos elementos forman parte del paisaje de la ciudad que han sido añadidos en plano de la superficie y que tienen una utilidad especifica, como es la comunicación a bajo costo. En general como todo elemento del mobiliario urbano que se instala en el espacio público común a los vecinos tiene una finalidad: ser útil.
Pese a que las normas vigentes del Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) obligan a las empresas a que continúen con su mantenimiento e impiediendo su retiro (salvo autorización del ente regulador), en el caso de nuestra ciudad la empresa Prestataria del servicio (Telecom Argentina) parece haberlas dejado en desuso y estado de abandono, donde la gran mayoría de estos aparatos se encuentran sin funcionar.
No hay duda de que la comunicación mutó drásticamente. La aparición de los celulares desbancó a las cabinas telefónicas que en una época supieron ser sinónimo de comunicación. El uso es variado, desde la promoción de ventas hasta el depósito de mercadería e incluso la utilización como baño químico. Las cabinas sirven para muchas cosas, menos para hablar que de hecho fue su razón de ser.
Desde hace varios años, se observa una migración de las preferencias de comunicación desde los espacios públicos hacia la telefonía móvil. En la actualidad, las cabinas que se encuentran en la vía pública tienen un índice de uso casi nulo y por otra parte son objeto de vandalización indiscriminada.
Una historia totalmente distinta es la que se observa en el Viejo Continente. A excepción de Italia, en Francia, Irlanda, Gran Bretaña y España se están ensayando resurrecciones para las cabinas. En París las cabinas cuentan con internet. En Madrid, un gran número cuenta con enchufes para coches eléctricos. En Dublín y Londres, como conexiones de wi-fi.
Con respecto a la situación de nuestra ciudad, esperemos que la autoridad reguladora tome cartas en el asunto e intime a la empresa a cumplir con la normativa, rehabilitando el servicio y manteniendolas en un estado aceptable, dado que continúan formando parte del mobiliario urbano.
Crédito: Jorr Totalcdelu