El tema de las retenciones a la exportación de productos agrícolas sigue siendo motivo de un tironeo entre las autoridades nacionales, apremiadas por disminuir el déficit del Estado y el sector rural, que se opone a cualquier cambio.
El Gobierno estaría realizando esfuerzos para tratar de convencer a los dirigentes del campo que ellos mismos ofrezcan la suspensión del esquema de rebajas a los impuestos que gravan las ventas externas de soja, «como un aporte del campo a la difícil situación por la que atraviesa el país».
Es cierto que «al Presidente no le gustan las retenciones». De ahí las recientes declaraciones de la diputada Elisa Carrió, en la Bolsa de Comercio de Rosario, donde aseveró «lo he hablado con Mauricio Macri: las retenciones no se tocan». Es más este lunes cuando el mandatario visitó Tandil le aseguró un productor local que «las retenciones no se van a modificar, quedate tranquilo», le dijo.
Sin embargo, desde algunos sectores de la administración de Cambiemos, y particularmente desde las áreas económicas se insiste en que «el campo se vio beneficiado por la devaluación y sería justo que ellos también contribuyan con el esfuerzo que están haciendo todos los sectores, desde la política hasta los trabajadores».
La fórmula de resolución que imaginan dentro del Gobierno quienes insisten en gravar las exportaciones del agro, suspender «por un tiempo la aplicación del cronograma de reducción de las retenciones a la soja». Hoy este gravamen sobre las ventas externas de la oleaginosa se encuentra en 27% y el régimen vigente contempla una reducción mensual de 0,5%.
El viernes pasado se reunieron las entidades que conforman la Mesa de Enlace y dieron a conocer un documento firmado por los titulares de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa; la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina; la Federación Agraria Argentina (FAA9, Omar Príncipe; y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Carlos Iannizzotto, en el que se solicita un pedido de audiencia al presidente Macri.
El propósito: «informarle (a Macri) acerca de la grave situación que está viviendo el sector agropecuario, la severa sequía y las posteriores inundaciones sufridas en los últimos meses, entre otras cuestiones que le preocupan al campo». Desde ya que una de las cuestiones que más le preocupan a los representantes de los productores son las retenciones.
Las últimas expresiones de dirigentes rurales muestran una cerrada oposición a las retenciones. El titular de CRA, Dardo Chiesa, dijo ayer que el sector no admite «ningún tipo de variación» del esquema actual. Por su parte, Daniel Pelegrina, presidente de la SRA, en declaraciones conocidas el domingo pasado, afirmó que «la presión tributaria es asfixiante en nuestro país» y sostuvo que «el Gobierno deberá entender que el camino es no volver a estos mecanismos que han demostrado fracaso y achicamiento del interior».
Sin embargo, a nivel oficial, si bien no se quiere dar marcha atrás con la palabra empeñada, verían como un gesto de «contribución» que sean las propias entidades agropecuarias que «pongan el hombro» simplemente postergando un beneficio que ya están percibiendo. Admiten que la sequía fue un fuerte golpe pero también la devaluación mejora la perspectiva del sector, publica el diario Ámbito Financiero.