Este lunes 23 se retomarán las audiencias en el juicio oral que se sustancia en los Tribunales de Paraná por los abusos y corrupción de menores denunciados en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, y que de momento tiene como único imputado al cura Justo José Ilarraz, quien fuera allí prefecto de disciplina entre 1985 y 1993. Ya declararon seis de las siete víctimas; este lunes, declara la séptima. Y se agrega el testimonio como testigos de cinco curas y un ex cura. Se trata de los curas Diego Rausch, David Hergenreder, Leonardo Tovar (actualmente en Quilmes, provincia de Buenos Aires); Norberto Agustín Hertel y Osiris Daniel Agustín Ponce, al igual que el ex sacerdote José Dumoulín.
Al declarar en la etapa de investigación que llevó adelante el fiscal Francisco Ramírez Montrull, Diego Rausch reconoció que no desconocía los hechos cometidos por el cura Justo José Ilarraz. El sacerdote es hermano de una de las siete víctimas denunciantes. También dijo que había hecho viajes junto al cura Ilarraz, al igual que con miembros de la familia del imputado, de acuerdo un relevamiento de entreriosahora.
Hergenreder, por su parte, dijo que escuchó hablar del tema abusos en el Seminario de Paraná en 1995, después que Ilarraz fue trasladado a Roma. “No me esforcé en informarme, no me interesé mucho por el problema, como no me competía, yo no me informé. Eso fue todo lo que yo pude saber en ese tiempo. De ahí en mas no supe más nada del padre Justo ni del problema en sí hasta que esto sale a la luz en el año 2012”, indicó.
El cura Hertel contó en la Justicia que “en el presbiterio se conocía el tema, se hablaba pero nunca tomó forma”. Firmó, junto a otro grupo de sacerdotes, una carta en 2010 que se presentó ante el arzobispo Mario Maulión. “Con la carta quisimos que se proceda, que el obispo tome una medida o se formalice o concrete algo ante la inminencia del estado publico antes de que estalle. Quisimos hacer algo formal”, indicó. Recordó que “El padre Justo era prefecto de los más chicos y el padre (Juan) Puiggari era el prefecto de los más grandes. Ya en ese tiempo ese tipo de privilegios, los tratos especiales con algunos chicos, provocaba cuestionamientos y llamaba la atención. Siempre generaban interrogantes y uno como joven o adolescente, también lo sufría, porque el formador era nuestro referente, nuestro modelo y no todos formábamos parte de esos grupos”, acotó.
El cura Ponce fue secretario de Maulión. “Yo me enteré en el año 2010, cuando Hernán Rausch (víctima) me lo contó. Lo conozco y lo conocía antes. Yo en ese momento era secretario de monseñor Maulión, pero lo conocía de antes (…)”, dijo al declarar.
Tovar reconoció que supo de los hechos a través del denunciante Hernán Rausch en el año 2010, cuando éste fue a verlo a la parroquia de San Benito. En esa visita, Tovar no lo vio bien y Rausch le relató el abuso sufrido por parte de Ilarraz. “Fue un momento desgarrador”, contó, y “muy triste, que ya no podía con ese dolor y que lo que le iba a traer consuelo o paz era que por lo menos Ilarraz no siga ejerciendo el ministerio y proteger a posibles víctimas para que no sufrieran lo que él sufrió”. Se reunió con Maulión y le dijo que estaba en contacto con una víctima que estaba muy mal y que la Iglesia tenía una deuda con él, que no se podía esperar más, manifestándole que él -Maulión- no tenía conocimiento de la situación de Ilarraz, hasta que se entrevistó con la víctima. Luego se reunió con Dumoulin y con José Carlos Wendler, les explicó la situación y los instó a hacer algo. Otro paso dio con el padre Dumoulín teniendo una reunión con el abogado Pablo Folonier, abogado de Rausch, ya sabían que venía Puiggari de obispo a Paraná, entonces Folonier le prospuso viajar a Mar del Plata para ponerlo al tanto a Puiggari. Todo esto ocurrió antes de septiembre de 2010.
Dumoulín, ahora ex sacerdote desde diciembre del año pasado, participó en la redacción de la nota que se presentó a Mulión en 2010. Dijo que Karlic en una reunión reconoció que no le había informado nada a Maulión que era su sucesor; también comentó que en todos los lugares donde había estado Ilarraz, él siempre le había informado de su situación y que siempre había sido muy bien recibido. En la misma reunión Puiggari dijo que tenía conocimiento de tres casos concretos y también comentó que las víctimas podían llegar a ser no más de trece. (Análisis)