La producción genuina como generadora de fuente de trabajo peligra ante el desmedido ingreso de los productos importados. Desde el Centro Comercial se manifestó la preocupación por lo que se observa actualmente en la Histórica.
Empresas que se dedicaban a producir localmente se están transformando en importadoras, con impacto en la pérdida de empleos. Ese proceso se ha extendido a casi todos los sectores.
El poder de la desregulación del comercio exterior para disciplinar precios operó a lo largo de la historia argentina por dos vías: la posibilidad de adquirir productos “baratos” en el exterior, que desplazan a la producción local, y el incremento en el desempleo con precarización laboral, que reduce la capacidad negociadora de los asalariados.
Las pequeñas y medianas empresas industriales comenzaron un profundo proceso de transformación, y aquellas fábricas donde antes se producía o ensamblaba se reconvirtieron en depósitos de productos terminados importados.
El calzado ofrece un ejemplo contundente de ese cambio de comportamiento observado desde finales de 2015: medido en cantidades, el ingreso de partes cayó 7 por ciento y las importaciones crecieron un 54 por ciento. “El aumento del déficit comercial, además del aspecto macroeconómico, tiene impactos en términos productivos y de empleo”, explica un informe elaborado por Radar Consultora.
En Concepción del Uruguay
En esta línea José Bentancourt, presidente del Centro Comercial local (Cecom) se manifestó al respecto y señaló: “hay un dato concreto que no es sometible a discusión y son los números oficiales que hablan del saldo entre lo que se importa y lo que se exporta y estamos frente a un déficit de balanza comercial que es histórico en nuestro país. Eso nos pone en una situación bastante complicada, más teniendo en cuenta si ese déficit de comercial le sumamos que lo que está entrando, es decir, las divisas que entran a favor, en su gran mayoría se deben a inversiones directas en tipos de especulación financiera; entonces, sacando eso la situación se agrava mucho más”.
“Los números de CAME nos dieron que enero y febrero caímos en las ventas. Hemos tenido dos años de caída consecutiva de ventas en el sector minorista y solamente tuvimos positivo, octubre, noviembre y diciembre”, aclaró Bentancourt en base a los números oficiales, agregando: “si a esto le sumamos el informe internacional sobre la medición del consumo en bienes que adquiere cada individuo en la argentina, señalaron que esa cantidad en promedio en nuestro país es del 10% menos de bienes comparado con el 2015. Y ese es el dato concreto que a nosotros como comerciantes más nos afecta”.
Hasta los tomates
Los registros administrativos del SIPA muestran que las industrias manufactureras destruyeron 66.310 puestos de trabajo desde que comenzó el primer mandato de Mauricio Macri. Las posiciones perdidas desde comienzos de diciembre de 2015 representan el 5,6 por ciento del empleo sectorial total.
“El impacto no se limita a sectores denominados sensibles como el textil, sino que incluye bienes de capital, insumos difundidos, bienes intermedios y otros bienes de consumo”, indica el documento elaborado por la consultora, al reproducir una advertencia que comienza a extenderse entre distintas cámaras empresarias como la de indumentaria.
“Línea blanca fue uno de los sectores donde se registraron mayores aumentos de los niveles de importación, acompañado por una caída de la producción, como consecuencia de una clara política de apertura comercial”, indica el informe. Otro de los sectores afectados por la apertura importadora es el de la maquinaria agrícola. Desde Radar terminaron adviertiendo que “el aumento de la participación de importados es una señal de alarma ya que puede reemplazar la producción nacional de manera permanente”, abriendo una fuerte incertidumbre de cara al futuro. (La calle)