Un hombre de 72 años y una mujer de 39 años comenzaron a ser juzgados por la supuesta violación de la hija de ésta, que tenía ocho años cuando comenzaron los abusos. Un video es central en el caso.
El Tribual de la Cámara I en lo Criminal de Paraná, integrado por Elisa Zilli, Ricardo Bonazzola y Alejandro Grippo, comenzó a juzgar ayer a un hombre de 72 años y a una mujer de 39, ambos analfabetos, por el presunto delito de Abuso sexual doblemente agravado por acceso carnal y gravemente ultrajante, en concurso real, en relación al hombre; y Promoción y Facilitación de la prostitución agravada por su condición de ascendiente, en forma reiterada y Abuso sexual doblemente agravado por acceso carnal y gravemente ultrajante, en concurso real, en el caso de la mujer, en coautoría.
El grave hecho fue denunciado por una licenciada en Servicio Social que integraba el equipo técnico de la residencia a la que acudía la supuesta víctima. El 16 de junio de 2011 se iniciaron las actuaciones a partir de un informe realizado por la profesional, que supo por dichos de una hermana de la residencia y por la encarga de la cocina de la institución, que «era probable que la niña, de 11 años, esté siendo víctima de abuso sexual».
Para la acusación fue «fundamental» el testimonio de una menor, amiga de la supuesta víctima. Según se pudo establecer, la chica relató que su amiga «le contó que el tío abusaba de ella, que decía que «el viejo la co. . .», que la madre sabía y el padre no», añadiendo que «ocurría desde que ella tenía ocho años en la casa del imputado, a la mañana, mientras su mujer estaba trabajando, casi todos los días». La testigo afirmó que su amiga le dijo que «el imputado la mandaba a llamar y le daba plata comprándole un celular y que también le daba plata a su madre».
De acuerdo con el relato de la menor, la supuesta víctima «le pidió hacer un video, porque ‘el viejo’ le decía que si lo ‘achacaban’, él iba a decir que era otro, que le haría algo a ella, entonces le pidió que la grabe». Las niñas grabaron dos videos en el celular de la supuesta víctima, que les habrían sido exhibidos a la madre de la testigo y a la cocinera, que fue quien puso en conocimiento de la situación a la licenciada.
Del testimonio de la menor, surge que «el imputado la ‘cazaba’ del brazo, y la llevaba para adentro, que ella gritaba y los vecinos escuchaban, que decía que la obligaba y la mamá la mandaba, que le pagaba mucha plata y la mitad le daba a la madre. Que ella esconde la plata cuando le da el hombre, que le da cuando van a la escuela, a las 7 de la mañana, el imputado sale de la casa y le da plata, y que también le comentó que su madre vino y le quitó el celular, porque tenía un montón de mensajes que le hacía el viejo».
Otra testigo, vecina del imputado, declaró que «sabía porque cuando la nena iba cerraba una puerta que se ve desde su casa, y que la niña le contó a la docente, hace mucho de esto». La mujer sostuvo que no denunció los hechos «por no meterse, por no tener problemas con la familia.
La acusación está en manos de la fiscal coordinadora Carolina Castagno; en tanto que la defensa del hombre es responsabilidad de Roberto Alsina, y la de la mujer, de Claudio Garcias. Es parte de la audiencia en resguardo de los intereses de la víctima, la representante del Ministerio Pupilar, Susana Carnero. (El Diario)