Una nueva víctima -ya es la cuarta- declaró por espacio de más de una hora este miércoles al mediodía ante la fiscal Martina Cedrés, con identidad reservada y ratificó las acciones de corrupción de menores cometidos por el abogado Gustavo Rivas, en las viviendas de Gualeguaychú donde cometía sus prácticas sexuales. Según pudo saber ANALISIS DIGITAL, el joven, que tenía no más de 15 años en 1990, indicó que concurrió algunas veces a reuniones congregadas por Rivas, aunque aclaró que no fue abusado, ya que, en realidad, acompañó a otros estudiantes de su época. De igual manera, fue testigo de los movimientos de Rivas, para corromper a los menores y luego convencer a algunos de ellos para los encuentros sexuales, a cambio de dinero. En tanto, pudo saberse que los fiscales Lisandro Beherán y la mencionada Cedrés recién adoptarán decisiones, respecto de la situación judicial de Rivas, la próxima semana, después de receptar algunas pruebas que se esperan desde Paraná y tras la comparecencia de otras víctimas.
La causa por corrupción de menores y facilitación de la prostitución contra el abogado Gustavo Rivas, avanza a paso firme en el edificio tribunalicio de Gualeguaychú. Más allá de las insistentes declaraciones del abogado defensor del acusado, Raúl Jurado -quien pasea por todos los medios periodísticos, pero desde el viernes no pisa el despacho de los fiscales y por ende desconoce el devenir de la causa-, ya son cuatro las víctimas que acusaron a Rivas y de diferentes épocas. El primero de ellos -Martín Daneri- contó detalles irritantes que el abogado e historiador le hacía a jóvenes de mediados de los ’70. Luego compareció un ex estudiante de fines de los ’90; a posteriori una víctima que vivía en el albergue “Manuel Alárcón”, por hechos del 2007 y ayer se sumó este otro testimonio por episodios de 1990.
También había declarado el familiar de una víctima, al igual que un ex operador del albergue que dependía del entonces Consejo Provincial del Menor, que contó episodios lamentables de cómo eran seducidos y llevados hasta lo de Rivas adolescentes muy pobres y necesitados, que estaban a resguardo del Estado y percibían dinero a cambio de servicios sexuales del acusado. Es decir que la Fiscalía va comprobando, día a día, lo denunciado por ANALISIS, en cuanto a la tarea sistemática y masiva que llevaba adelante Rivas, a partir de 1970, durante casi todos los fines de semana y por lo menos hasta poco después de 2010.
La víctima que declaró ayer, de poco más de 40 años, contó hechos de 1990, en que concurría a una de las casas de Rivas, junto a otros estudiantes de un establecimiento educacional del radio céntrico de Gualeguaychú. Según se pudo saber, habría indicado que solamente participó de algunas instancias de corrupción de menores que Rivas consolidaba en las denominadas “previas” a salidas nocturnas de fines de semana, pero que otros fueron los elegidos para ingresar a la habitación, junto con el abogado e iniciar prácticas sexuales. No obstante, cada uno de ellos se retiraba de la vivienda del doctor con dinero en el bolsillo, por los servicios prestados.
En los próximos días se presentarán nuevas víctimas (algunas de ellas llegarán desde fuera de la provincia, porque hace ya algunos años no residen en Gualeguaychú), que se enteraron por los medios nacionales de la causa judicial iniciada a Rivas y por ende decidieron comparecer en los Tribunales de dicha ciudad. Uno de ellos sería de principios de 2000 y otro denunciaría hechos de fines de los ’80.
Pudo saberse que recién la semana que viene quizás se resuelva la situación judicial del abogado Rivas, ya que se esperan informes provenientes de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Policía de Entre Ríos, con sede en Paraná, quienes aún están analizando los soportes informáticos, archivos de audio y video, secuestrados en el domicilio de Mitre 7, donde reside el letrado en cuestión. Allí también se secuestraron más de 200 fotografías, en copias de papel, que comprenden a generaciones de jóvenes desde la década del ’80 hasta principios de 2000. Las imágenes, realmente indignantes, muestran a los jóvenes de tales épocas en posiciones pornográficas, registrados por el propio Rivas en algunas de sus casas, en el yate Frenesí, como así también en un campo que no se habría determinado si es en proximidades de Gualeguaychú o en Fray Bentos, hasta donde solía ir con su embarcación el denunciado. (Análisis)