El obispo de Gualeguaychú, monseñor Héctor Zordán, se refirió por primera vez a la denuncia que realizó la revista ANALISIS contra el abogado Gustavo Rivas, acusado de corrupción y promoción a la prostitución de menores, y describió que tras la revelación “la ciudad está herida y convulsionada”. Resaltó que “cada víctima es una persona y detrás de cada una hay una experiencia de dolor. A muchos les ha cambiado la vida una experiencia como esa” y en ese marco afirmó que “tenemos que pedirle a Dios sabiduría para mirar esto”. “Nos toca ser sabios para defender la vida, y aprender de esta mala experiencia. En este caso ser sabios implica ayudar a la Justicia en lo que tenga que investigar, no para embromar a nadie sino para que la Justicia tenga los elementos suficientes para poder juzgar”, reflexionó. Aseguró que “en la medida en que tengamos elementos para ayudar a los responsables de la Justicia a que juzguen mejor, me parece que tenemos obligación de hacerlo” y refirió que “hay que actuar de la misma manera” ante casos similares de abusos a menores que involucran a miembros de la Iglesia. “Si alguien tiene elementos, ya sea por propia experiencia o por testimonios concretos y comprobables, hay que presentarlos a la Justicia y a la Justicia le corresponde después juzgar”, sostuvo. También llevó “un mensaje para quienes fueron víctimas de esto, que es sentir que esto de alguna manera les ha marcado la vida en una experiencia negativa. Algunos lo vivirán con más dramatismo o como una experiencia más desagradable, pero indudablemente que estas experiencias embroman la vida, conforman una psicología marcada por esta experiencia muy traumatizante”.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza) Zordán aclaró: “No lo he conocido a Rivas ni sabía de esta situación, me enteré el jueves cuando empezaron a aparecer las noticias y sobre todo por el comentario en la calle” pero describió que la revelación le “sorprendió mucho”. “La ciudad está herida y convulsionada. Esto genera mucho dolor y mucha sorpresa también”, describió.
Respecto de la situación de la comunidad, el obispo resaltó que “cada víctima es una persona y detrás de cada una hay una experiencia de dolor. A muchos les ha cambiado la vida una experiencia como esa”.
En ese sentido, recordó que en la misa del pasado domingo “decía que a partir de las lecturas bíblicas tenemos que pedirle a Dios sabiduría, la sabiduría que enseña a escuchar” y reflexionó: “Tenemos que pedirle a Dios sabiduría para mirar esto. No nos toca juzgar a nosotros pero sí nos toca ser sabios para defender la vida y aprender de esta mala experiencia para defender la vida, si la hemos descuidado porque no nos hemos dado cuenta. Ser sabios significa tener una mirada distintas sobre la vida, cuidarnos a nosotros y cuidar a los otros”.
“En este caso concreto donde hay denuncias concretas, ser sabios implica ayudar a la Justicia en lo que tenga que investigar, no para embromar a nadie sino para que la Justicia tenga los elementos suficientes para poder juzgar, y haga lo que tiene que hacer”, sentenció.
Y ante esto, agregó: “Muchas veces le reclamamos a la Justicia que es lenta o que es tendenciosa, pero en la medida en que tengamos elementos para ayudar a los responsables de administrar la Justicia a que juzguen mejor, me parece que tenemos obligación de hacerlo”.
En este punto, refirió que “hay que actuar de la misma manera” ante las denuncias similares que involucran a miembros de la Iglesia: “Si alguien tiene elementos, ya sea por propia experiencia o por testimonios concretos y comprobables, hay que presentarlos a la Justicia y a la Justicia le corresponde después juzgar”.
En cuanto al mensaje para aquellas personas que no se identifican como víctimas de abusos, sostuvo: “Pude conversar con gente, no involucrada directamente pero que sí de algún modo sabían o que saben que se comentaba, y la frase repetida es que todos lo sabían y se tomaba como naturalizado. Me parece que el mensaje para quienes fueron víctimas de esto es sentir que esto de alguna manera les ha marcado la vida en una experiencia negativa. Algunos lo vivirán con más dramatismo o como una experiencia más desagradable o más fea que otros, pero indudablemente que estas experiencias embroman la vida, conforman una psicología marcada por esta experiencia muy traumatizante”.
Respecto a las personas que supieron del tema en algún momento, Zordán afirmó que “mucha gente dice conocer los rumores pero no tener datos concretos, pero hay otra gente que sí tiene los datos concretos o que lo vivió, y ante esto es bueno que se denuncie o se presente a la Justicia para que diga lo que sabe y que se pueda evaluar”.
“No nos corresponde a nosotros evaluar la situación. Tampoco a los comunicadores sociales nos toca juzgar o evaluar, pero sí poner sobre la mesa estas cosas que afectan a tanta gente”, concluyó. (Análisis)