La Iglesia de Paraná salió a tomar distancia de la presencia en Entre Ríos de clérigos que responden a una rama del catolicismo preconciliar, la denominada Iglesia Católica Vetero Latinoamericana.

“Por medio de la presente se informa a los fieles católicos de Villaguay y alrededores que quienes se presentan como Iglesia Vetero Apostólica en América, junto a la comunidad Santa Teresita del Niño Jesús y sus ministros no pertenecen a la Iglesia Católica ni están en  comunión con el Santo Padre”, planteó la curia paranaense este sábado.

En ese marco, la Iglesia de Paraná “aconsejó” a los fieles “que deseen mantenerse dentro de la plena comunión con la Iglesia Católica han de abstenerse de participar de sus actividades”.

En 2010 el mundo recibió la noticia de un hecho hasta entonces impensado: en el corazón del tradicionalismo católico, Roma, se ordenó por primera una mujer sacerdotisa en una iglesia del centro histórico, a pocos metros del Vaticano que, pese a una crisis de vocaciones, se niega a que las mujeres tengan acceso al sacerdocio.

María Vittoria Longhitano, una italiana de 35 años, casada y madre de dos niños, pertenece a la Iglesia Vetero-Católica italiana, una pequeña congregación que abandonó el catolicismo romano en el siglo XIX para ingresar en la Unión de Utrecht, estrechamente ligada a su vez a la iglesia anglicana.

Después del Concilio Vaticano I algunos grupos de católicos de Alemania, Suiza y del imperio protestaron contra las definiciones del primado y de la infalibilidad del Papa. Fueron llamados «viejos católicos» porque consideraban las doctrinas del Vaticano I como una innovación. La Declaración de Utrecht se basa en la Iglesia indivisa de los ocho primeros concilios ecuménicos. Acepta la Escritura y la Tradición como fuentes de la revelación, aunque no se consideran inspirados los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Reconoce una primacía del obispo de Roma, pero no el primado de jurisdicción ni la infalibilidad que afirmó el Vaticano I. Los viejos católicos rechazan las ideas de un tesoro de méritos, las indulgencias, la veneración de los santos y las definiciones de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María. Creen en la presencia real de Cristo en la eucaristía, sin explicarla en términos de transubstanciación. Se practica la confesión auricular, pero no se la considera necesaria: no se continuó con el celibato clerical.

El caso de la desaparición del pequeño Loan Peña, en Corrientes, los trajo a la consideración pública en Argentina, aunque ya en 2014 la Iglesia Católica tradicional había advertido sobre su presencia.

«Dicho grupo, sobre cuyo accionar se advirtió públicamente en 2014, no pertenece al clero secular ni regular, como así tampoco a la vida consagrada presente en esta arquidiócesis, que está en comunión con la Iglesia una, santa, católica y apostólica, que preside el Papa Francisco, y que está presente en Corrientes en la persona del arzobispo Andrés Stanovnik y del obispo auxiliar José Adolfo Larregain», dijo la curia correntina.

En diciembre de 2013, también mediante un comunicado, la arquidiócesis de Corrientes y las diócesis de Goya y de Santo Tomé alertaron sobre «la actuación de ministros de una iglesia, que se presenta como veterocatólica, veterodoxa, o también como iglesia católica disidente, en cuyo logo identificatorio figura la siguiente leyenda: ‘Iglesia católica apostólica argentina-no romana’».

Entre Ríos Ahora

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