La mujer detenida junto a su hijo y un amigo de éste, por el asalto perpetrado en la casa de familia ubicada en calle Perú al 300, hecho ocurrido el pasado miércoles 17, permanecerá bajo prisión preventiva por 60 días, al igual que los jóvenes, a solicitud de la fiscal N° 2, doctora María José Labalta. La misma era empleada domestica y se aprovechó de la confianza de las mujeres para entregarlas.

Se trata de Rosana Elizabeth Olivera de 43 años, su hijo Juan Román Griffin, de 18 años, y Walter Rafael Gómez, de 21 años, amigo de este, todos representados por el defensor oficial, doctor Sebastián Arrechea.

En la audiencia desarrollada este lunes, siendo presidida por la jueza de Garantías suplente N°1, doctora Alejandrina Herrero, la fiscal relató los hechos, señalando que Griffin y Gómez, ingresaron a la casa llamando a la puerta y sorprendiendo a la dueña de 64 años y a su hija de 30, a las que amenazaron apuntando al pecho con un arma de fuego, maniataron y despojaron de celulares, CPU, una notebook, dinero en efectivo moneda nacional y una importante suma de dólares, para luego escapar.

 

INVESTIGACIÓN Y UNA ENTREGADORA

Inmediatamente de conocido el hecho, la fiscal ordenó buscar y relevar cámaras de seguridad de la zona, tarea que realizó el personal de Investigaciones. Así se pudo ver en dos grabaciones a los sospechosos, que, si bien las víctimas no pudieron identificar por sus rostros cubiertos, se los identificó por las ropas que llevaban al momento del atraco y las observadas en los videos antes y después del robo.

Lo más llamativo fue ver que ambos ladrones se encontraban con una mujer, la cual fue reconocida por las damnificadas, ya que se trataba de la empelada domestica que esa mañana faltó llamativamente sin dar aviso, y sería la que pasó los datos para el robo.

Esto llevó a los allanamientos que permitieron los secuestros de ropas claves para el caso, así como varios celulares, algunos ocultos y llamativamente, los sospechado dijeron no tener telefonía celular propia.

La fiscal confirmó que, durante los allanamientos, la empleada domestica y entregadora, recriminó a su hijo que apuntaran con el arma a las víctimas, palabras que fueron escuchadas por los funcionarios policiales que llevaban adelante la diligencia y que también es una prueba importante a la hora de ir a juicio, que contempla severas peñas de cumplimiento efectivo, más allá de que estas personas no tengan antecedentes.

La doctora Labalta resaltó la gravedad del hecho, el temor que esto infundió y sigue vigente para las víctimas y el serio perjuicio ocasionado, ya que una de las computadores es de vital importancia para la joven, dado que contiene documentación y archivos muy importantes para su carrera universitaria.

Por estas razones y con la intención de velar por las damnificadas y los testigos, es que solicitó la prisión preventiva por 60 días.

A su turno, el defensor oficial desarrolló un extenso y efusivo alegato, intentando desacreditar los dichos de la parte acusadora y tratando de demostrar que sus representados son en esta etapa inocentes y es la Fiscalía la que debe comprobar su culpabilidad, pero además resaltó que quienes entraron a la casa para robar, no eran personas violentas ya que no maltrataron a las víctimas y eso quedaba demostrado por como las maniataron débilmente y comparó a estos ladrones señalándolos como novatos, a diferencia de personajes como Larrosa y Herling, condenados por su accionar delictivo de experiencia.

Pese a los esfuerzos de Arrechea, la jueza sostuvo que la Fiscalía tenía elementos más que suficientes para sostener la acusación y solicitar la prisión preventiva, por lo que dispuso que todos permanezcan alojados por 30 días en dependencias policiales y luego sean derivados a unidades penales hasta que se vuelva a tratar su situación.

Crédito: 03442

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