La Fiscalía y la querella dieron por probado que dos funcionarios policiales vejaron a dos jóvenes para hacerlos confesar un robo ocurrido en Aldea Díaz, en el Departamento Villaguay, que no habían cometido y del que no tenían información.

Ayer en los alegatos los acusadores solicitaron la pena de tres años y seis meses de prisión efectiva para los policías y la inhabilitación por el doble de años. En tanto que la defensa exigió la absolución.

El caso tuvo connotaciones especiales porque uno de los jóvenes atacado por los policías se mató tras el hecho conmovido por lo que le tocó padecer.

El juicio se desarrolló en Concepción del Uruguay. El tribunal integrado por Evangelina Bruzzo, Rubén Chaia y Mariano Martínez dará a conocer el veredicto el lunes 20.

 

«Soy inocente»

El sargento ayudante Ricardo Daniel Villaverde, de 46 años, y el agente José María Aranda, de 28, ambos representados por el abogado penalista concordiense Rafael Briseño, son los funcionarios acusados.

Villaverde ayer utilizó su derecho de defenderse. El funcionario fue señalado por el menor que al momento de la detención tenía 16 años de haber sido quien le gatilló en la cabeza a su amigo y también los golpeó. El funcionario reconoció el operativo que se realizó sobre un camino vecinal en la zona de Aldea Farías, pero negó haberlo golpeado.

El fiscal Juan Manuel Pereyra, y Mauro Quirolo, junto al querellante Alberto Salvateli dieron crédito a los dichos de los jóvenes y también recordaron que Aranda tiene una causa en Paraná por violencia de género. En esa investigación se señala que el funcionario policial golpeaba a su mujer con elementos y técnicas que no dejan marcas. Además tanto el fiscal como el querellante sustentaron su acusación en los relatos de los testigos.

 

Los hechos

La causa se inició a raíz de los hechos ocurridos la noche del 19 de abril del 2015, en oportunidad que el menor JL de 16 años y su amigo Misael Olote de 18 años, fueran interceptados por personal policial en un camino vecinal cercano a Aldea Farías de Raíces Oeste, ubicada a la altura del kilómetro 97,5 de la ruta nacional Nº 18.

Ambos jóvenes transitaban en un Renault 12 de Olote, cuando fueron detenidos por los funcionarios Villaverde y Aranda, que en ese momento prestaban servicio en la comisaría local, los que hicieron bajar del auto a los amigos.

Fue allí que los requisaron y comenzaron a preguntarles por la supuesta tenencia de armas y sobre si sabían algo de un robo a un vecino de la zona de apellido Valentini.

Según señalara el fiscal, en esos momentos pasaron una camioneta y un camión, cuyos conductores, Alvarado y Pérez, vieron lo que estaba pasando, siendo interceptado el camión en el que iba Pérez, que luego de hablar con los funcionarios siguió su camino.

Villaverde y Alvarado continuaron con lo que estaban haciendo y comenzaron a amenazar a los chicos y a golpearlos, señalándose que Villaverde separó al menor JL hacia un lado y le puso el arma en la cabeza al menor, previo montarla para un supuesto disparo, continuando con las amenazas y tratando de involucrar a los jóvenes con el robo ocurrido días antes.

Con el correr de los minutos, ambos uniformados dejaron ir a los chicos, pero les advirtieron de que no dijeran nada de lo sucedido y que no querían volver a verlos juntos. Tras estos hechos, a la mañana siguiente, el joven Misael Olote fue hallado muerto en un campo, producto de haberse ahorcado, se presume que atemorizado por los sucesos anteriores, habiendo dejado mensajes de texto a sus familiares en los que decía que «la cosa se puso fea y que quería quedar en paz».

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