Se cumplen hoy dos años del homicidio del que fuera víctima Pablo “Toti” Burguello. A 24 meses del sangriento episodio, todavía no hay imputados en la causa. El hecho tuvo un claro sesgo mafioso y hasta el momento no se han encontrado sus autores ni secuestrado el arma utilizada.
Los asesinos fueron dos sujetos que circulaban en una motocicleta de baja cilindrada, quienes aprovecharon que la víctima estaba recostada en el asiento del conductor de su vehículo Toyota Corolla en la colectora Intendente González, entre 32 y 33 del Oeste, mientras a su alrededor los operarios de la cooperativa social que él dirigía realizaba tareas de parquización. Entre ellos se encontraban dos de sus hijos.
Tras el cruento episodio, sus familiares dijeron que cuando lo atacaron “Toti”, estaba descompuesto y esperaba que le trajeran la insulina que debía aplicarse pues era diabético. En esa circunstancia Burguello recibió dos certeros disparos desde atrás en el cuello, de un arma calibre 9 mm.
Al lugar llegó una moto de 110 cc, gris y amarilla, con dos sujetos con sus respectivos cascos. El acompañante bajó y descerrajó dos disparos a Burguello ante la mirada atónita de quienes estaban cerca, incluso sus dos hijos. Rápidamente la moto se fue del lugar y no fue encontrada, al igual que el arma y el autor de los disparos. Burguello fue trasladado al hospital por sus familiares presentes, pero a poco de llegar falleció. Afuera quedó su auto con las manchas de sangre, incluso la marca de una de sus manos cuando fue bajado para ingresarlo al nosocomio.
Días antes, desconocidos habían matado a su perro en su domicilio de barrio 25 de Mayo, en un sorpresivo ataque nocturno. De las pericias balísticas surgió que la misma arma que mató al can, fue la que luego ultimó a Burguello.
Durante las investigaciones, fue secuestrada un arma en una vivienda cercana a la de la familia Burguello, pero luego se comprobó que no había sido la usada para perpetrar los hechos.
La calle