Prender el ventilador o el acondicionador de aire, tener encendido el televisor o usar el microondas no cuesta lo mismo en la ciudad de Buenos Aires que en Río Negro, en Entre Ríos o en cualquier otra provincia del país.
Las facturas de luz, escribió este miércoles para diario “La Nación” Sofía Damonte, difieren principalmente por los costos de distribución y por la carga tributaria que cada gobierno provincial y cada municipio le agregan al valor final de la tarifa. Esto genera que haya diferencias de hasta $2700 (o aun tres veces) entre distintas provincias.
Formosa, la más barata y Entre Ríos, la más cara
Formosa, por ejemplo, es la provincia con la tarifa residencial más barata, según cálculos privados. El consumo de 550 kilovatios/hora (kWh) por mes equivale a una factura de $959,5, de los cuales $166,5 son impuestos y el resto representa el costo de generación, transporte y distribución de la energía eléctrica.
Como contrapartida, la provincia de Entre Ríos tiene el valor de la luz más caro, con una boleta que supera los $3655 por el mismo consumo de 550 kWh por mes. De ese total, $1383 representan la carga tributaria y otro tercio similar equivale a la distribución de energía.
Dentro de la provincia de Buenos Aires, el costo varía mucho entre lo que es la Capital Federal y el conurbano -el área metropolitana (AMBA)- y lo que se paga en el interior de la provincia. Mientras que las boletas de Edenor y Edesur promedian los $1962 para los 550 kWh, las facturas de EDEN, EDES, Edelap (La Plata), EDEA (Mar del Plata) y el resto de las cooperativas bonaerenses tienen valores de entre $2937 y $3619.
¿Por qué tantas diferencias en los costos?
La dispersión de valores está centrada en dos variables: la mayor carga impositiva (en algunos municipios es casi el doble que en la Capital) y el costo de distribución, que disminuye a medida que hay más densidad geográfica, porque el costo de mantenimiento de la infraestructura se distribuye entre más usuarios.
Otras provincias con valores altos de luz son Córdoba ($3637), Santa Fe ($3326) y Mendoza ($2787,7). «Cada distribuidora tiene costos de acuerdo con las características del territorio y de los usuarios a los que debe alcanzar. No es lo mismo prestar el servicio en centros urbanos densamente poblados que hacerlo en el interior provincial, rural y de pequeños pueblos», explica Verónica Geese, secretaria de Energía de Santa Fe.
«Por ejemplo, la empresa de distribución de la provincia tiene aproximadamente 11 usuarios por kilómetro cuadrado y en la Capital Federal hay más de 600 usuarios. A la hora de distribuir los costos, dividir entre 600 es muy diferente a dividir entre 11. Así, nunca las grandes distribuidoras del interior tendrán el mismo precio que Edenor o Edesur», agrega. Sin embargo, las facturas más baratas se encuentran en Santa Cruz, Formosa, La Rioja ($1501), San Juan ($1907) y Santiago del Estero ($1956). En muchos casos, el servicio está muy subsidiado por el gobierno provincial.
El valor agregado de distribución de energía (conocido como VAD) se lleva un 35% de la boleta final. Su valor lo establece cada provincia sobre la base de tres pilares: la concentración de carga (si en una manzana hay mil clientes o cinco por kilómetro cuadrado), la topografía del área de concesión (si es un terreno llano o está rodeado de cerros) y la calidad del servicio (los costos de operar, mantener, administrar y expandir el sistema de distribución). Estas empresas pueden ser públicas o privadas, pero en ambos casos los precios están regulados por cada gobierno provincial.
El peso de la generación
Los valores de generación y transporte de energía son constantes para todas las jurisdicciones y son los servicios regulados directamente por el Estado nacional. Dentro de la factura representan otro 35% del total.
Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, de administración mixta) compra la electricidad y la vende a las distribuidoras. Para un consumo promedio de 550 kWh, el costo de abastecimiento de energía equivale a $770.
El 30% restante de la composición de la boleta de luz son impuestos, que se diferencian entre nacionales (el IVA se lleva el 21%), provinciales y municipales.
Cammesa vende la energía a las distribuidoras a un precio que no cubre el costo de producirla y, por lo tanto, existe una diferencia entre el costo real de producción y el precio de venta a los distribuidores.
Con el cambio de administración y la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, en los últimos años se intentó «emprolijar» que el costo del mercado eléctrico mayorista sea el mismo para todas las provincias. Antes, Cammesa vendía la energía subsidiada a las distribuidoras, pero aplicaba distintos subsidios a cada una, según la afinidad política con el gobierno de turno de cada provincia.
Si bien se logró que cada jurisdicción pague lo mismo por la generación, la abrupta devaluación que tuvo el peso este año hizo retroceder la proporción del costo que paga cada usuario, que había aumentado con el aumento de tarifas. Por ejemplo: producir 1000 kWh (1 MWh) cuesta 70 dólares, aproximadamente.
Tras la suba de tarifas, los usuarios llegaron a pagar 40 dólares por MWh de los 10 dólares que pagaban anteriormente. Sin embargo, luego de la suba del tipo de cambio, los clientes, que venían pagando el 60% del costo de generación (tras la suba de tarifas) volvieron pagar solo el 20%. El resto continúa subsidiado por el Estado.
La Nación
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