Cuando los vecinos se quejan de los animales sueltos, siempre se piensa en los perros callejeros, que todos los días y en cada sector de la ciudad, corren motos, bicicletas y peatones, generando varias caídas o mordeduras.
Si bien esta es una lamentable realidad que parece que nadie le encuentra solución y que quienes tienen estos animales tampoco colaboran por hacer algo, hay otros casos que van desde lo risueño a lo indignante en un abrir y cerrar de ojos.
Es que ya no hay nada que pueda sorprendernos, cuando una tropilla de caballos, todos de la zona norte de la ciudad, transita por las calles o se meten en viviendas para comer el pasto de jardines, romper bolsas de basura y ensuciar.
Esto sucede muy seguido en el Barrio San Isidro y los bulevares, como sucedió este martes en el Barrio 48 Viviendas, junto al hospital viejo, donde no menos de cinco caballos subían u bajaban de la vereda a la calle y seguramente a sabiendas de sus “dueños y responsables”, a los que si se los multa o se les secuestran los animales, reclaman porque son su elemento de trabajo, pero nadie piensa en el vecino que se accidente por culpa de esta desidia o que sufre daños en sus propiedades.
También en la zona oeste se ven este tipo de situaciones, como sucede muy seguido en los Barrios 192 y 155 Viviendas, donde los caballos son algo de todos los días, pero también aparecen cerdos sueltos y como ocurriera este martes por la mañana, una mula o burro, comiendo pastos en la zona del Playón Deportivo, donde generalmente hay muchos niños que corren riesgo de recibir una patada de estos animales o deben convivir entre la bosta y las moscas que conlleva el estar junto a los equinos o burros.
No es de extrañar el reclamo genuino y justificado del vecino que piensa firmemente que “ya es hora de que se adopten las medidas y los responsables sean sancionados como corresponde”. (03442)