La División Toxicología de Gualeguaychú estaba investigando por narcotráfico a F.G.S.. Cuando allanaron su casa, secuestraron su teléfono que tenía mensaje de WhatsApp con un policía de la misma División. No eran conversaciones casuales entre conocidos, sino expresamente ofrecimientos de información sobre las investigaciones por parte del cabo hacia el presunto narco. Ahora, el ex policía acordó una condena de un año de prisión condicional por el delito de encubrimiento.
Se trata de B.N.I., de 26 años, quien pensaba que enviando mensajes por la mencionada aplicación al narcotraficante investigado nadie lo iba a descubrir.
La causa fue tramitada en el Juzgado Federal de Gualeguaychú, como derivación de otra en la cual se perseguía la actividad ilícita de una banda que distribuía y comercializaba drogas en la localidad. Según se lee en el fallo al que accedió UNO, “puntualmente, se suscitó a partir del registro de una conversación que mantuvieron vía aplicación WhatsApp, el encausado B.N.M. con F.G.S., en la cual el primero le ofrecía su ayuda a los fines de que eludiera la investigación que se estaba llevando adelante sobre su persona y por infracción a la ley 23.737”.
La conversación se extrajo de uno de los celulares que fue secuestrado durante uno de los procedimientos que se llevó a cabo como consecuencia de la investigación a la mencionada organización de narcomenudeo. Y ocurrió mientras F.G.S. estaba siendo investigado por la División Toxicología de la Jefatura Departamental local, donde se desempeñaba el policía en cuestión, quien contaba con la información de las pesquisas por narcotráfico que se llevaban adelante al desempeñarse como cabo en la División especializada en drogas.
Al diálogo en cuestión lo mantuvieron el 17 de agosto de 2020. El policía le colocó a su teléfono un chip nuevo que no estaba a su nombre, y le envió mensajes al narco, donde este no parecía estar muy convencido de la oferta que le realizaba el uniformado, o al menos desconfiaba.
B.N.M: -Va no me equivoqué, pero quería saber si sos de confianza y no decir a nadie.
F.G.S.: -Sí, qué pasó.
B.N.M: Si yo te ayudo o mejor dicho los ayudo en sus temas.
F.G.S.: ¿En qué temas?
B.N.M: No es necesario que lo diga.
F.G.S.: Me parece que te equivocaste de número.
B.N.M: ¿No sos Federico?
F.G.S.: Sí ¿Quién sos?
B.N.M: Alguien que los puede ayudar. Pero bueno, si vos decís que me equivoqué…
F.G.S.: Si no me decís quién sos y en qué me querés ayudar, no soy adivino.
B.N.M: Y mirá, si no querés caer cuando llevás la “mercadería”, igual ojo nada de mandar mensaje común o llamar.
F.G.S.: Me parece que estás equivocado.
B.N.M: ¿Seguro?
F.G.S.: Sí.
B.N.M: Bueno ¿no trabajás para Loquillo? No te manejes con mensaje, ni nada.
Una semana después de estos mensaje y de los allanamientos, fue requisada la vivienda del policía y le secuestraron el celular. Se había logrado determinar que la línea desde la cual contactó al presunto narco era de un chip colocado en un teléfono con un determinado número de IMEI, el cual a su vez estaba vinculado a la línea formal y pública de B.N.M. Además, se probó a través de una pericia que el joven policía subió en la red social Facebook desde su perfil, una foto personal frente al espejo, en el cual se podía apreciar un teléfono celular, con particularidades coincidentes con las del modelo de mención. El mismo que secuestraron luego en su casa.
Acorralado por estas evidencias, cuando la causa llegó a juicio ante el Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay, B.N.M. prefirió acordar una pena en un juicio abreviado. El mismo fue presentado por el fiscal auxiliar Francisco Bernhardt y el defensor del policía, Carlos Wagner, a la vocal del TOF Mariela Rojas.
El ahora exuniformado confesó y aceptó cumplir la pena de un año de prisión condicional por el delito de “encubrimiento agravado por ser el hecho precedente un delito especialmente grave y por la condición de funcionario público en grado de tentativa”. La jueza homologó el acuerdo en una sentencia, donde además le impusieron la inhabilitación especial de tres años.
Uno