El test ya fue aprobado por la ANMAT

El total de contagiados en todo el país asciende a 30.295 y las víctimas fatales suman 815.

El Ministerio de Salud de la Nación informó este sábado que durante las últimas 24 horas se registraron 30 muertes y 1.531 nuevos casos positivos por coronavirus. Con estos datos, el total de infectados en todo el país asciende a 30.295 y las víctimas fatales suman 815.

Del total de esos casos, 1.011 (3,3%) son importados, 11.950 (39,4%) son contactos estrechos de casos confirmados, 11.707 (38,6%) son casos de circulación comunitaria y el resto se encuentra en investigación epidemiológica.

Desde el último reporte emitido, se registraron 13 nuevas muertes. Seis hombres, tres de 73, 62 y 61, residentes en la provincia de Buenos Aires; dos de 87 y 88 años, residente en la Ciudad de Buenos Aires (CABA); y uno de 64 años, residente en la provincia de Río Negro; y siete mujeres, cuatro de 45, 75, 29 y 45 años, residentes en la provincia de Buenos Aires; dos de 74 y 82 años, residentes en la ciudad de Buenos Aires (CABA); y una de 73 años, residente en la provincia de Río Negro.

En su informe matutino, las autoridades sanitarias habían confirmado 17 muertes. Fueron ocho mujeres: seis de 51, 81, 92, 86, 78 y 75 años, residentes en la provincia de Buenos Aires; dos de 86 años, residentes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA); y nueve hombres, seis de 14, 78, 67, 73, 82 y 81 años, residentes en la provincia de Buenos Aires; dos de 65 y 67 años, residentes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA); y uno de 37 años, residente en la provincia de Río Negro.

Entre otros datos, la cartera que comanda el ministro Ginés González García precisó que hay una tasa de incidencia de 63% casos confirmados cada 100.000 habitantes. Del total de afectados, el 50,6% son hombres mientras que el 49,4% son mujeres. El promedio de edad de los contagiados es de 36 años y el 9 por ciento corresponde a trabajadores de la salud.

La tasa de letalidad del virus se ubica en torno al 2,7 por ciento y una tasa de mortalidad de 17,3 personas por cada millón de habitantes. La edad media de las personas fallecidas es de 74 años. Respecto a los confirmados, 1.005 (3,5%) son importados, 11.529 (40,1%) son contactos estrechos de casos confirmados, 11.161 (38,8%) son casos de circulación comunitaria y el resto se encuentra en investigación epidemiológica.

Son 23 las provincias afectadas con casos de COVID-19. Catamarca sigue siendo el único lugar de la Argentina que no confirmó ningún caso. San Luis, La Pampa y Tierra del Fuego no registraron casos en los últimos 15 días. Asimismo, el ministerio de Saludo confirmó que son 280 personas internadas en cuidados intensivos.

Asimismo, reportaron 228.324 testetos, de los cuales 7019 se llevaron adelante las últimas 24 horas. La cantidad de testeos por millón de habitantes es de 5091. El porcentaje de positividad de los casos testeados es del 15,3 por ciento.

En el reporte del Ministerio, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, se refirió a la escalada de casos positivos en la provincia de Formosa, uno de los lugares que hasta hace muy poco no había confirmado ningún contagio. En ese sentido, explicó el origen de la llegada del virus a esa jurisdicción.

“En el día de ayer tuvimos comunicación con la provincia y hubo un reporte de 25 casos confirmados. El día 30 de mayo ingresa por tierra un micro por tierra con personas que ingresaban a Formosa, haciendo el aislamiento preventivo por 14 días. El día 10 de junio una de las personas inicia síntomas. Es testeado y da positivo. De manera preventiva, se evalúa y testea al resto de las personas que estaba alojadas, de las cuales era 225 en total. Se obtiene el resultado de 23 positivos”, explicó la funcionaria.

Por su parte, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó esta mañana que tres personas fallecieron y 155 fueron diagnosticadas con coronavirus en las últimas 24 horas en los barrios vulnerables de la Capital, por lo que ya suman 62 los decesos y 5.976 los infectados, con una tasa de letalidad de 1,03 por ciento.

 

Científicos argentinos desarrollaron un test que detecta COVID-19 hasta cuatro veces más rápido

Son investigadores de las universidades nacionales de San Martín (UNSAM) y de Quilmes (UNQ) y de dos Pymes tecnológicas fundadas por ellos mismos, que están en condiciones de producir 80.000 kits por mes y que funcionan con una tira reactiva. A diferencia de otros métodos de testeo, permite el diagnóstico de personas infectadas con síntomas o sin ellos

La ciencia argentina avanza en su lucha contra el nuevo coronavirus que genera la enfermedad COVID-19 y que ya causó más de 7,8 millones de contagios y 430.000 muertes en todo el mundo (28.700 contagios y 802 muertes en Argentina).

Un nuevo test molecular para detectar esta enfermedad fue desarrollado por científicos argentinos investigadores del Conicet y de las universidades nacionales de San Martín (UNSAM) y de Quilmes (UNQ) y de dos Pymes tecnológicas fundadas por ellos mismos, que están en condiciones de producir 80.000 diagnósticos por mes.

La prueba molecular, que fue financiada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se llama ELA-CHEMSTRIP y consta de tres pasos. Una vez realizado, el resultado se visibiliza en una tira reactiva, similar a los tests de embarazos de venta libre. A diferencia de otros métodos de testeo, permite el diagnóstico de personas infectadas con síntomas o sin ellos, no utiliza un equipamiento costoso ni muy sofisticado y la gran mayoría de sus insumos (más de un 80%) son de industria argentina.

De esta manera, el desarrollo permite saber si el paciente se encuentra o no en fase de contagio, lo que resulta fundamental para aplicar los protocolos correspondientes de aislamiento y tratamiento temprano, contribuyendo en forma efectiva al control de la pandemia.

“El primer caso de un infectado fue el 3 de marzo y el 8 nos empezamos a mover para hallar una solución urgente para el diagnóstico de Covid-19. Con el equipo de la UNQ nos habíamos cruzado en el último concurso Innovar de noviembre y supe que nuestros trabajos podrían complementarse en cualquier momento. Lo que jamás iba a adivinar es que sería en un contexto de pandemia. Cuando llamé a los científicos de Quilmes ya estaban trabajando en algo desde el día anterior. Luego, solo quedó coordinar tareas y la comunicación fluyó excelente. Solo por eso tuvimos resultados tan rápidos”, describe Diego Comerci, referente del proyecto del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martín y líder de Chemtest.

“Nosotros teníamos muchísima experiencia en metodologías de amplificación in vitro de ácidos nucleicos y habíamos desarrollado una variante isotérmica útil para otros patógenos. Desde la UNSAM nos aportaron un kit de detección con tiritas reactivas que ya habían elaborado para dengue. Advertimos que, si juntábamos las dos propuestas, teníamos todo el conocimiento necesario para avanzar en el diseño de una respuesta para SARS CoV-2”, apunta Daniel Ghiringhelli, jefe del Laboratorio de Ingeniería Genética y Biología Celular y Molecular (Área Virosis de Insectos) de la UNQ y creador de la empresa Productos Bio-Lógicos, conjuntamente con Marcos Bilen y Ana Ventura.

 

¿En qué consiste el test?

El test comienza cuando se pasa un hisopo por la nariz hasta la garganta del paciente y se obtienen sus células.

A grandes rasgos, hasta la fecha había dos modelos disponibles para la realización de testeos de coronavirus. Por un lado, los diagnósticos moleculares por tecnología de PCR detectan el material genético del virus, demoran algunas horas en entregar los resultados y son los que actualmente se realizan en el Instituto Malbrán y otros laboratorios descentralizados del país. Por otra parte, los serológicos: identifican anticuerpos (es decir, la reacción inmunológica del organismo frente al virus) y pueden emplearse para detectar enfermos en estado avanzado de la patología y para estudios epidemiológicos de poblaciones. Ese hueco entre las dos técnicas viene a ser ocupado por ELA-CHEMSTRIP que, por su especificidad, constituye una alternativa sin precedentes.

Comerci detalló cómo funciona el test: “Se pasa un hisopo por la nariz hasta la garganta del paciente y se obtienen sus células. Después se procesan esas células para que liberen el ARN del virus si estaban infectadas. El siguiente paso es garantizar que el virus sea detectable. Para esto, se aplica la tecnología ELA (Easy Loop Amplification) para amplificar su presencia, por más mínima que sea. El diagnóstico concluye con una tira reactiva que al entrar en contacto con el ARN viral amplificado muestra dos bandas coloreadas. Si el virus no estaba presente, la tira muestra una sola banda y significa que el paciente no está infectado”.

El investigador aseguró que “el objetivo era garantizar la soberanía sanitaria sobre los diagnósticos de COVID19. Para eso teníamos que desarrollar un kit con los mejores estándares de calidad y producir localmente todos los insumos necesarios”. E indicó que el “test que desarrollamos da el resultado casi cuatro veces más rápido que los test RT-PCR y permite descentralizar aún más los testeos”.

El test ya fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y fue diseñado para detectar moléculas del virus SARS-Cov-2, por lo que permite diagnosticar a personas que están cursando la infección, tengan síntomas o no, con la máxima performance diagnóstica.

“A diferencia de la PCR, esta tecnología es isotérmica. Un complejo enzimático produce unas estructuras que amplifican la muestra del virus de manera explosiva. Es un sistema que en aproximadamente 60 minutos facilita su detección, solo requiere de baño termoestatizado a 60° (similar a un baño maría)», explica Comerci. Y continúa entusiasmado: “En futuras versiones podríamos llegar a bajarlo más, es decir, a 10 o 15 minutos».

“La sensibilidad de nuestro método es impresionante y podría complementar el trabajo que ya se está haciendo con otros tests, en la medida en que abriría la puerta al testeo de una mayor cantidad de casos”, agregó Ghiringhelli.

 

El test ya fue aprobado por la ANMAT

En este marco de crisis sanitaria, las universidades públicas han resignificado sus funciones. Algunas procesan muestras de coronavirus, otras operan como centros de salud, brindan raciones de comida a los vecinos de la zona que están sin sustento y, como si fuera poco, generan tecnología de punta para contribuir a resolver la epidemia a nivel nacional.

“Después de tantos años de investigación ver cómo el conocimiento que acumulamos se condensa en una respuesta rápida a una necesidad acuciante nos llena de orgullo. Estamos felices pero el contexto no nos permite disfrutar ni relajarnos un minuto”, dice Ghiringhelli. En relación a ello, destaca Comerci: “Es el fruto de una alianza estratégica entre las dos universidades y las dos empresas. Somos miembros de dos instituciones del conurbano pioneras en biotecnología y con un muy buen nivel de producción de recursos humanos y de investigación. Contamos con un espíritu común: hacemos ciencia de excelencia pero, además, siempre buscamos impactar en la sociedad”.

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