Se trata de un ícono de Concepción del Uruguay.

Por el Licenciado profesor José Alejandro Vernaz:

Un ícono de Concepción del Uruguay cumplió ayer sus 70 años. Nos referimos al faro de la Stella Maris.

La voluntad popular decidió en 1783 que esta ciudad, nacida a la vera del río Uruguay y recientemente fundada por don Tomás de Rocamora, rindiera homenaje a la Reina de los Santos Todos. Dado el especial afecto que tenían sus moradores a la Madre de Jesús, se quiso designar al poblado con el nombre de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay.

Permaneciendo fiel a esa particular identidad religiosa, nuestra comunidad local de mediados de siglo XX no fue indiferente a los grandes acontecimientos marianos que habían tenido lugar en aquellos días en nuestra patria.

Aquella obra que se estaba por erigir, en el extremo de la escollera del canal de acceso Ingeniero Henry a nuestro puerto local, tenía como objetivo celebrar el 60º aniversario de la coronación de la Virgen de Luján, patrona de la República Argentina.

Era, además, una muestra visible de la adhesión de nuestra ciudad al Primer Congreso Mariano Nacional que se llevó a cabo en octubre de 1947, en Luján, provincia de Buenos Aires.

Con anterioridad a este faro con la imagen de la Virgen María existía allí una torre faro que se alimentaba con gas de acetileno o etino. Lamentablemente, un accidente que tuvo por protagonista al vapor MOP 71 – B, de la División Río Uruguay, el 23 de mayo de 1947, hará que deban suplantar aquella torre por una torre-semáforo, cuya iluminación se generaría a kerosene.

Fue así, que desde ese año y tras el mencionado siniestro, un grupo de mujeres y hombres de nuestra ciudad comenzó a movilizarse para impulsar una obra singular. Así nacía la Comisión Pro Stella Maris, presidida por el escribano Wenceslao S. Gadea, siendo su secretario, el señor José María Nadal, quien, por entonces, era secretario del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.

En esa Comisión sobresaldrían varias mujeres que nos enorgullecieron con su valioso protagonismo. Entre ellas, la señora Lolita G. de Seguí Wesley, quien se distinguió como coordinadora de importantes tareas en beneficio de este proyecto.

Ante tan importante y trascendente proyecto, el Gobierno provincial no quiso estar ausente y acercó una colaboración de $500. Para materializar esta soñada obra, se confiaron las tareas edilicias al ingeniero civil Carlos Augusto Diez Figueras, a quien hoy una de las calles de nuestra ciudad le rinde homenaje y gratitud.

 

El día elegido

Luego de una eficaz y ardua labor, por parte de la Comisión, a las 14:00 de aquel 11 de septiembre de 1949 se inauguraba finalmente el faro de la Stella Maris.

El día escogido no fue casual, pues se trataba de un domingo. Se pretendía que el vecindario pudiese participar de la tan esperada inauguración.

La jornada inaugural del monumento fue muy próxima al 8 de septiembre, natalicio de la Virgen María (nueve meses después del 8 de diciembre, la gran festividad de nuestra ciudad).

En aquella inolvidable tarde para la Histórica estuvieron presentes, en nombre del Gobierno nacional, el entonces ministro de Obras Públicas (MOP) de la Nación, el general del Ejército Juan Pistarini; el gobernador de Entre Ríos, doctor Héctor Domingo Maya; el intendente municipal, Juan José Rizzo; el arzobispo de Paraná, monseñor Zenobio Guilland; y el cura párroco de la Inmaculada Concepción, presbítero Zoilo Bel.

Además, junto a ellos hubieron delegaciones provinciales, departamentales e institucionales de nuestra ciudad y un numeroso público que fue transportado en embarcaciones del Ministerio de Obras Públicas de Concepción del Uruguay, en pontones del Ejército y lanchas de la Sub Prefectura Marítima, como así, también, en lanchas y botes de particulares.

Muchas otras personas se movilizaron a la isla por medio del puente construido gracias a la Sección Pontoneros de la Escuela de Ingenieros de nuestra ciudad. Estando ya las autoridades y el pueblo frente al faro de la Stella Maris, hizo uso de la palabra, el presidente de la Comisión Homenaje, señor Wenceslao S. Gadea. Luego, monseñor Zenobio Guilland procedió a la bendición de la imagen (téngase en cuenta que por entonces no existía aún las Diócesis de Gualeguaychú, de la cual hoy dependemos). Finalmente, dirigió unas palabras, el ministro de Obras Públicas de la Nación, general Juan Pistarini.

Este clima festivo continuó en horas de la noche, ya que se realizó en la Escuela Normal Mariano Moreno un certamen poético en honor de la Virgen María, bajo su advocación de Stella Maris.

Este certamen estuvo presidido por el querido y recordado padre Luis Jeannot Sueyro. Allí el poeta doctor Alfredo Meyer eligió a la Virgen María como la Reina de la Poesía y de los Juegos Florales.

Finalizado el acto, la Comisión Literaria distribuyó a los presentes un recordatorio, en cuya portada, estaba estampada la imagen de la Stella Maris, con la frase: “Forastero: llegas al pueblo de la Virgen”.

 

Atractivo único en el mundo

El faro de la Stella Maris, un atractivo para los vecinos de Concepción, como para quienes visitan la Histórica; todo un orgullo de quienes formamos parte de esta comunidad. Difícilmente el navegante no quede cautivado por esta imagen al pasar con su embarcación cuando surca las aguas de nuestro amado río Uruguay.

Junto al marco natural, es un atractivo para la foto familiar, de amigos o del souvenir del visitante. Es fuente de inspiración para el corazón artístico y de meditación para el alma piadosa y reflexiva.

La Stella Maris, como comúnmente le decimos en el ámbito local, es una imagen que se ganó en el corazón de los concepcioneros. Es única en su tipo en el mundo y con la obra de la Isla del Puerto, parece estar más cercana a cada uno de nosotros.

La calle

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