Angélica Rosa Frávega tiene 26 años y a pesar de su juventud, el jueves recibió su segunda condena. Esta vez fue de prisión efectiva debido a que en la primera había recibido una pena de ejecución condicional por su falta de antecedentes. Permanece en libertad hasta que el fallo adquiera firmeza.

La condenada fue imputada por los delitos de “hurto simple (2 hechos), robo simple, amenazas simples, encubrimiento por receptación sospechosa (2 hechos) y hurto simple en grado de tentativa” y se la sentenció a 9 meses de prisión efectiva. Pero Frávega registraba una condena de ejecución condicional dictada el 1 de junio de 2018 y por lo tanto se le revocó la pena impuesta y se le unificó a esta última, computando una pena única de 2 años y 3 meses de cárcel.

Entre los hechos que se le computan a esta joven mujer, hay varios que vinculados al robo de celulares. El 5 de septiembre de 2018, acudió a un domicilio en calle Angelelli al 1900, llamó a la puerta y cuando el dueño de casa la atendió, ella le manifestó que necesitaba hacer una llamada urgente. Cuando tuvo el celular del hombre en sus manos, la joven escapó, aunque más tarde fue detenida en calles 10 de Junio y Guastavino.

El 20 de septiembre de 2018 se presentó en un taller mecánico de chapa y pintura en calle Andrade al 1900, solicitó un vaso con agua, y cuando el propietario fue a buscarlo ella aprovechó la desatención y le sustrajo el celular.

Ya durante el 2019 siguió cometiendo delitos. El 12 de febrero aprovechó la desatención de una mujer que había dejado apoyada su cartera sobre un pilar de cemento del edificio ubicado en Sarmiento al 600, que contenía una suma de 10 mil pesos y la documentación de la víctima. Cuando la damnificada advirtió el hurto, junto con su pareja salieron en búsqueda de la delincuente y la ubicaron caminando por el Corsódromo.

“Yo no robé nada”, les dijo mientras sostenía un billete de 500 pesos en su mano. Comenzaron a discutir, luego a forcejear y por último la agresión física. Frávega arrojaba puntapiés y uno impactó sobre el rostro de la damnificada. Mientras aguardaban la llegada de la Policía, la joven amenazó a la mujer: «a vos te voy a apuñalar», y a su pareja «que le iba a prender fuego el auto».

El 21 de febrero le secuestraron un celular en su poder que se sospechó que provenía de un delito, que guarda relación con otro legajo fiscal. Se le incautó mientras transitaba por la vía pública, calle Echeverri entre Churruarín y Siboldi. El 9 de marzo intentó arrebatar un morral que un hombre llevaba colgado en su espalda mientras caminaba por la zona de Alberdi y San Martín. Esta acción fue advertida por un testigo que impidió que consumara el robo.

Por último, el 7 de mayo fue detenida cuando caminaba por calle Asisclo Méndez, a metros de Goldaracena. Le encontraron una notebook y un teléfono celular que pertenecían a un hombre al que le robaron en su domicilio en calle Concordia al 300.

Esta joven enfrentó un juicio abreviado, pero la sentencia no adquirió firmeza aún porque no se renunció a los plazos para recurrir, por lo cual permanece en libertad y una vez firme el fallo, será trasladada a la Unidad Penal 9. (ElDía)

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