Las precipitaciones llegaron a tiempo para frenar el deterioro productivo. La soja será la gran ganadora del año. El mercado sigue planchado y hay menor inversión.
Llovió y el ánimo de los productores agropecuarios cambió. Las precipitaciones de octubre llegaron justo y en abundancia, y permitieron mejorar las expectativas para la cosecha gruesa. También frenar la caída de rendimiento del trigo. Sin embargo, el cambio de escenario del clima no se repite en los mercados. Los precios siguen en niveles bajos y llevan a márgenes muy ajustados, casi a punto de comprometer la rentabilidad de la campaña. El escenario se completa tomando en cuenta el peso de la cosecha en Estados Unidos y las perspectivas de una gran campaña en Brasil.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) resaltó que el impacto de las últimas lluvias fue crucial para el trigo, que se encuentra en sus últimas semanas de desarrollo. Además, la situación incidió favorablemente para la siembra de maíz, que había estado limitada por la falta de agua. También cambió notablemente la expectativa para la soja, que comenzará a sembrarse con mayor intensidad en las próximas semanas, ahora con reservas hídricas alentadoras.
Así, tras dos semanas importantes en materia de precipitaciones, cambia el panorama para la campaña agrícola 2024/25. Florencia Poeta, analista de la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario, destacó que las lluvias fueron “un punto de inflexión para todos los cultivos”.
En el caso del trigo fue clave para detener la caída en el rendimiento. “Había zonas que no tenían lluvias desde hace más de dos meses”, señaló Poeta. Con el cambio de clima, en algunos sectores hasta e registraron excesos hídricos. Pero el punto clave es que se frenó la caída en el rendimiento del cultivo, aunque ya sea imposible alcanzar los 39 quintales por hectárea que se estimaban hace unos meses. Hoy se proyectan 35 quintales. Poeta detalló que en octubre cayeron 76 milímetros promedio en toda la región, con extremos de más de 100 milímetros en el sur santafesino.
¿Qué pasa con la campaña gruesa?. “Por el problema de la chicharrita, que causó estragos el año pasado, la ventana de siembra del maíz era en fechas temprana, y ya está cerrada”, señaló. Y aclaró que, si bien los productores y asesores monitorean muy de cerca como es la dinámica poblacional de este vector, habría muy pocas incorporaciones de superficie de maíz tardío hacia adelante.
“Estimamos que lo que se sembró de maíz es lo que va a haber para esta campaña y por este lado es una merma importante la que estamos esperando”, resaltó la especialista de la Bolsa rosarina.
Si se compara con la campaña anterior, que fue récord en términos de superficie, este año las estimaciones dan por debajo de la mitad, unas 930 mil hectáreas en la región núcleo.
“En la región, estas lluvias vinieron a activar las actividades de siembra y a frenar el deterioro de los cultivos invernales”, resumió.
El desaliento para realizar maíz volcó a los productores a otros cultivos. Soja, principalmente, pero también sorgo y girasol, sobre todo en el oeste de la zona GEA.
La soja, igual, sigue siendo la opción principal. “Estimamos que se va a sembrar aproximadamente un 20% más en relación con la campaña pasada, alcanzando unas 5,5 millones de hectáreas en la región”, dijo Poeta.
Hace unas campañas la superficie de maíz venía aumentando, y mejorando la relación entre gramínea-leguminosa, lo cual “es muy importante tanto para la sustentabilidad agrícola como para la diversificación del riesgo económico”
Por falta de la plata y de agua se frena, esta tendencia se frena en 2024. “La opción primordial para esta campaña era el maíz temprano, pero no se pudo sembrar la totalidad prevista porque no teníamos agua al momento de la siembra”, explicó. Recordó que el año pasado pasó algo parecido pero, como después se sembró mucho cereal tardío, se pudo llegar al estimado final de campaña. “Este año es distinto, el productor puede hacer menos cintura en cuanto a las alternativas de cultivo”, relató.
Sobre las perspectivas climáticas para los próximos meses, Poeta recordó que La Niña está todavía presente, aunque sería más leve de lo que se creía meses atrás y de menor duración. De hecho, el consultor Alfredo Elorriaga adelantó en el último informe GEA que los indicadores de octubre muestran que se materializó el deseo del sector. “La intensidad ha vuelto a decrecer y ya podemos hablar de una Niña débil”, explicó. Esto significa que es menos probable que se produzcan los impactos habituales de falta de agua durante el verano. De todos modos, todavía queda camino por recorrer.
Por lo pronto, las últimas lluvias permiten comenzar la siembra con buena recarga de perfil y eso cambia mucho las expectativas. “Si bien después tenemos alta demanda atmosférica por los meses de verano ya el panorama es distinto”, dijo la especialista de la Bolsa, quien recordó a mitad de septiembre la humedad estaba al límite.
Eso trajo consecuencias, como la emergencia despareja de los lotes. “La uniformidad de la implantación del maíz es muy importante y, si no se logra, se pueden afectar los rindes hacia adelante”, señaló.
Márgenes y rentabilidad
Que se despeje la variable climática es un gran aporte para los productores, que encaran esta campaña con márgenes más ajustados, a pesar de que en el último mes se registró una leve suba en los precios.
“Los márgenes, cuando hacemos recuento final, dan muy ajustados, nos tenemos que retrotraer dos años para tener buenos números agrícolas”, describió. Pero incluso aquellos márgenes no pudieron ser capitalizados completamente porque el último año los rindes cayeron por La Niña. Es decir que el productor ya viene “muy castigado”, explicó.
Poeta detalló que los márgenes del maíz en campo propio están en alrededor de u$s 400 por hectárea, mientras que en soja no llegan a u$s 300. En campo alquilado, la soja de primera sigue dando números negativos. “Desde la Bolsa hacemos un planteo agronómico estándar, después puntualmente en cada sistema económico esto varía, pero a los fines de comparar uno ve que la realidad del productor es hoy muy ajustada y también son acotadas las alternativas de cultivos”, reflexionó.
Cuando los márgenes son ajustados , la inversión que se pone en el campo, en el cultivo y en insumos se modera.
En trigo ya se observó la tendencia. “Inicialmente hubo mucha intención de colocar un gran input de tecnología, que luego se fue moderando cuando mermaron las lluvias”, relató. Lo mismo pasa con la soja y el maíz. “En términos generales el productor trata de reducir costos para poder tener una mejor renta, esto es coyuntural y la idea es que no tenga que extenderse en el tiempo porque afecta la sustentabilidad”, subrayó.
En este marco se suma el componente precios. No perspectivas de un gran vuelco y permita mejorar la ecuación económica. El trigo tuvo un muy buen precio en el inicio de campaña y gran parte de los productores pudieron cubrirse. “En el medio hubo mucho temor porque no llovía y temían no tener mercadería para cubrirse”, apuntó Poeta. Volvieron las lluvias y esa problemática, hy en día, no está. Pero sí bajó el precio y quien no pudo cubrirse a inicios de campaña “hoy tiene un precio más bajo que en ese momento”.
Y por el momento no se ve un repunte importante. En consecuencia, los márgenes se acotan. “Hce dos años hablábamos de alrededor de u$s 700 o más por hectárea en campo propio en el caso de maíz de primera, y de casi 500 para la soja, hoy hablamos de una caída de más de u$s 100 ó u$s 200 por hectárea en la rentabilidad, lo cual afecta las inversiones de campaña pero también la renovación del parque de maquinaria”, indicó la referente de la Bolsa de Comercio de Rosario.
El impacto de los precios bajos
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, coincidió en señalar que las lluvias devolvieron el ánimo entre los productores agropecuarios, a pesar de que “se retrasaron mucho” y “llegaron algo tarde para el trigo” .
Los números, en tanto, están un escalón por debajo de la campaña en 2023/24. “Estamos con precios algo debilitados, los stocks mundiales de soja están creciendo significativamente y está entrando la cosecha norteamericana al mercado, lo cual también genera cierta presión”, resaltó el analista.
También apuntó que está cambiando el foco del mercado y se está comenzando a mirar lo que pasa en Brasil. “Arrancaron con una demora la siembra de soja porque las lluvias estuvieron algo esquivas pero ahora se ve una mejora climática y un avance fuerte de las tareas”, detalló.
El impacto de este escenario es negativo en precios. En estos momentos el valor de soja está por debajo de los u$s 290 por tonelada y el maíz en la zona de u$s 375 / u$s 380. El trigo, que se sembró en momentos en que el precio subía hasta u$s 240 ó u$s 250, hoy está próximo a levantarse cn valores cercanos a los 200 dólares. “Todo esto genera números muy finos para la próxima campaña y se está sintiendo en el humor de los productores”, puntualizó.
Los mercados siguen de cerca lo que pase con la cosecha en Estados Unidos y con el inicio de la campaña en Brasil. En el primer caso, se está cosechando muy bien. “Las lluvias acompañaron durante todo el tiempo y terminaron teniendo una campaña realmente muy buena, con rendimientos que hace años no se veían”, explicó Romano, quien subrayó que esto generó un mercado “realmente muy cargado”.
En el caso de Brasil, que el año pasado tuvo algunos problemas climáticos y terminó cosechando 153 millones de toneladas, espera para el año próximo cosechar 160 millones de toneladas. Algunos analistas hablan, incluso, de 165 o 166 millones. “Aunque arrancó con alguna demora, la verdad es que la campaña viene bastante bien”, señaló.
El resto de los mercados
De hecho, Romano recordó que en otras campañas brasileras en las que se demoró la siembra, los rendimientos fueron buenos. “Una siembra tardía en el caso de Brasil no está relacionada con una merma en rendimiento y tenemos que pensar que este país vecino va a tener una muy buena producción de soja”, señaló.
Es más, enfatizó que Brasil “no para de crecer y tomó una relevancia muy fuerte en el mercado, mientras que Argentina pierde peso”. Esto tiene consecuencias. “En otros años, cuando nosotros teníamos alguna dificultad productiva o el productor retenía mercadería a la espera de mejores precios, se generaba un impacto positivo en precios, pero en estos momentos lo que termina pasando en Brasil tiene un peso muchísimo más fuerte”, subrayó.
Con este cuadro, el ánimo de los productores agropecuarios no es el mejor. Romano señaló que para esta campaña “se esperaban valores que cerraran un poco más” y advirtió que la baja ya impacta sobre la rentabilidad del sector y la actividad. “Estamos observando una reducción en el nivel de inversiones”, subrayó. En el caso del maíz, que demanda una inversión importante por hectárea, el trauma del spiroplasma llevó a una reducción de siembra. “Eso tiene toda una connotación negativa dentro de la inversión del productor”, puntualizó el especialista. El planteo actual es “no arriesgar y reducir la inversión”, lo que se traduce en más soja y menos maíz.
Para Romano se viene “un año complejo en términos de rentabilidad” y, en este contexto, se hace muy difícil generar ventas del lado de los productores.
“Si bien en lo que refiere a la campaña que está terminando ya están bastante acomodadas la operaciones que los compradores internacionales tienen que hacer sobre Argentina, para la campaña nueva hay un retraso muy significativo”, señaló. Los productores de trigo tienen vendida solamente el 11% de su producción estimada, cuando en otros años esa porción llega más cerca del 25% a esta misma altura.
“A principio de noviembre vamos a tener el grueso de la cosecha de nuestra zona y hay un nivel de ventas muy bajo en un cultivo que en general se vende para cubrir necesidades financieras de fin de año”, describió. ¿Cuál es el riesgo? Que se genere un cuello de botella y los precios bajen abruptamente “cuando todo el mundo quiera vender”.
También están retrasadas las ventas de maíz y la soja. “No llegamos al 1% de ventas, cuando a esta altura de otras campañas entre un 5 y un 8% de cosecha nueva ya está comercializada”, dijo. Es que, con márgenes tan justos, “el productor decide esperar y ver si en la volatilidad que muchas veces tienen estos mercados aparece alguna oportunidad de capturar algún margen adicional”, precisó.
Precisamente, la semana pasada se registró un pequeño incremento de la soja a nivel internacional por una suba en los mercados de aceites, que dinamizó el mercado del poroto. “Lamentablemente la harina está un poco débil y esto hizo que las subas no sean del todo potentes”, indicó.
Este escalón también fue impulsado por una aceleración de las compras chinas, país que “está comprando sobre Estados Unidos hasta diciembre y sobre Sudamérica desde enero hacia adelante”. El movimiento obedece a la posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones en Estados Unidos y empiece una nueva guerra comercial. “China está tratando de asegurarse aprovisionamiento los primeros meses del nuevo año”, explicó el consultor.
Pero ese dato que la semana pasada se tomó como positivo, esta semana ya no lo es tanto. Es que no se trata de un incremento en el nivel total de compras sino un cambio temporal. “Solo se anticipan ahora algunas operaciones pero las cifras globales serán las mismas ya que en China no crece su demanda al ritmo que crecía anteriormente”, resumió.
Por Patricia Martino / Alvaro Torriglia – UNO