Un adolescente que, además de estudiar, cursa la Academia de Cadetes de Bomberos Voluntarios de Concepción del Uruguay, encontró una suma de dinero en la calle y sin dudarlo fue a su casa, le dijo a su madre y salieron a buscar a la dueña.
Esta historia tiene como protagonista a Ramiro Manuel Rodríguez, un chico que cursa el tercer año en la Escuela Santa María Goretti y además cursa su segundo año en la Academia de Bomberos Voluntarios de Concepción del Uruguay.
Ramiro vive en el Barrio Cristo de los Olivos, con su madre Claudia Ojeda y Emanuel Rodríguez. Contó que fue con su hermana “a realizar una compra y en ese momento vi al lado de un auto que había tirada plata. Me acerqué y la junté. Cuando regresamos a casa, le conté a mi mamá lo que había pasado y le di el dinero, explicándole donde la había encontrado y ella me dijo que podía ser de una vecina de la zona que tiene un comercio. Fuimos y le preguntamos, pero nos dijo que no. Más tarde nos llamó y nos avisó que se había dado cuenta que le faltaba la plata y nos dijo el monto, que era justo lo que yo había encontrado y se la llevamos”.
Orgullosos del accionar de su hijo
La mamá de Ramiro dijo que la vecina que había perdido la plata es una peluquera del barrio y no se había dado cuenta de lo que le había pasado. “Yo lo acompañé pare ir a devolverla, porque no se animaba solo. Averiguamos y como nadie sabía, regresamos, pero a la tarde ella nos llamó y avisó que el dinero que encontró mi hijo, se le había caído”, dijo Claudia, quien además contó que el chico no quiso una recompensa y solo aceptó como regalo que le corten el pelo.
La madre no dudó en resaltar que “nosotros siempre le decimos que nos cuenten todo y juntos resolvemos. Rescatamos lo valores y tratamos de enseñarle a él y a su hermana, qué es lo bueno y lo mejor. Les destacamos que para conseguir algo hay que trabajar y a ser solidarios. Lo que él vive y comparte en Bomberos con sus compañeritos y las instructoras es muy importante, ya que lo educan en los valores, como la solidaridad, comportamiento y la cooperación en todo momento”.
Por su parte, el papá contó que era de su interés que Ramiro se vinculara con otros chicos y conociera otros grupos o instituciones, destacando que pudo ser cualquiera, pero justo coincidió con la apertura de la inscripción para cadete y así ingresó a Bomberos.
“Al principio le costaba levantarse temprano para ir a la Escuela de Cadetes, pero después de cumplir con los requisitos necesarios se acostumbró. Hoy, como todos los cadetes, debe cumplir con sus estudios y obligaciones, pero está muy entusiasmado y es él quien nos levanta temprano para venir”, resaltó Emanuel.
“Después de la familia, puede ser Bomberos u otra institución la que les permita integrarse a la sociedad y alejarlos de los vicios o los malos hábitos. Pero tenemos que ser conscientes de que debemos ayudarlos a crecer. Lo que pasó nos llenó de alegría como familia”, completaron.
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