La crearon científicos de los EE.UU. Fue efectiva en animales y ahora impulsan ensayos clínicos con mujeres.

Desde que se inventó en 1951, la píldora anticonceptiva​ es uno de los tratamientos más efectivos de planificación familiar. No obstante, para evitar embarazos indeseados hay que tomar una pastilla a diario a la misma hora. Y eso, como ocurre con otros tratamientos que requieren constancia durante largas temporadas, es un problema.

En ese sentido, según recoge la revista Science Translational Medicine, un equipo de investigadores del Hospital de Brigham and Women, y del Instituto Koch del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), ambos en Boston​ (EE.UU.), parece haber dado con una solución: han logrado diseñar una nueva píldora anticonceptiva que solo se tiene que tomar una vez al mes. La pastilla consigue quedarse en el estómago, desde donde libera lentamente el fármaco durante tres semanas para prevenir así un embarazo.

Por el momento, los investigadores la han probado con éxito en animales y ahora ya trabajan para poder realizar ensayos clínicos con mujeres. De demostrar su efectividad, esta píldora mensual podría ayudarlas a seguir de manera efectiva el tratamiento y a controlar la natalidad.

“Podría evitar gestaciones en mujeres cuya salud se podría ver afectada negativamente de quedarse embarazadas ”, indican los investigadores en el estudio. Sobre todo, inciden, en países en vías de desarrollo, donde hay más de 200 millones de mujeres en edad reproductiva que carecen de acceso a contraceptivos modernos, ya sean dispositivos intrauterinos, parches o anillos vaginales, entre otros.

“Proporcionar a las mujeres sistemas anticonceptivos discretos, de acción prolongada, les daría más control sobre la planificación familiar; reduciría los embarazos no queridos, así como las muertes maternas y de los bebés, además de los millones de dólares asociados de costo”, inciden los investigadores.

“Permitiría espaciar los embarazos […] proporcionaría a las mujeres una oportunidad para conseguir una educación y trabajo, lo que les reportaría autoconfianza e independencia económica”, añaden.

Los científicos, que ya cuentan con una dilatada trayectoria en el diseño de plataformas para liberar fármacos de forma retardada, estaban investigando posibles tratamientos para la malaria, la tuberculosis y el VIH, financiados por la Fundación Bill y Melinda Gates, pensados para aplicar en regiones en vías de desarrollo; en todos estos casos, se requiere que la persona tome uno o varios fármacos a diario para mantener las infecciones a raya.

Circunstancias como la falta de medicamentos disponibles o no tener acceso al tratamiento, habituales en países en vías de desarrollo, o la falta de adherencia hacen que los fármacos no sean efectivos. “Nuestro objetivo era buscar maneras de que los pacientes recibieran la medicación de forma más sencilla”, explica al diario español La Vanguardia Giovanni Traverso, coautor de este estudio.

Eso les hizo pensar también en el impacto potencial que podría tener la liberación de fármacos retardada en la planificación familiar. “Queríamos ayudar a las mujeres a empoderarse con respecto al control de su fertilidad”, afirman los autores en un comunicado de prensa.

De hecho, en este sentido un estudio publicado en 2010 con más de 5.000 mujeres de diversos países, entre ellos España, revelaba que entre el 40 y el 50% había olvidado tomar al menos una dosis durante los tres meses de seguimiento del estudio, y una proporción similar tomó la píldora a horas equivocadas. Esa irregularidad hace que la pastilla sea menos eficaz, hasta el punto de que existe un riesgo de embarazo no deseado del 9% cada año.

El gran escollo para poder diseñar y crear fármacos de liberación retardada es que deben sobrevivir en el estómago. Primero, deben poder quedarse en él y evitar que las contracciones de este órgano los expulse hacia otras partes del tubo digestivo. A continuación, tienen que evitar ser degradados por el ácido gástrico; y por último, tienen que liberarse de forma continua y estable, en un entorno como es el estómago que experimenta enormes variaciones diurnas y nocturnas.

Para solventar todos esos obstáculos, los investigadores diseñaron un nuevo anticonceptivo consiste en una cápsula de gelatina que contiene una plataforma con seis brazos, como si fuera una estrella de mar, con tres semanas de dosis del fármaco el levonorgestrel.

Una vez se ingiere y llega al estómago, va liberando poco a poco el anticonceptivo. En un experimento con cerdos, los investigadores vieron que los animales a quienes administraron esta pastilla mensual mostraban concentraciones en sangre similares a las de la dosis diaria.

“Esta drástica reducción en la frecuencia de la dosis esperamos que mejore la adherencia a la terapia oral y su efectividad”, afirman Ameya Kirtane, Giovanni Traverso y Robert Langer, coautores del trabajo.

“Conseguir una versión mensual de un medicamento anticonceptivo puede tener un impacto enorme en salud global”, añade Kirtane. “El impacto que los anticonceptivos orales pueden tener en la salud humana y en la igualdad de género no se pueden sobreestimar”.

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Los investigadores ahora trabajan para poder probar la eficacia de esta píldora mensual en un ensayo clínico con humanos. De ello se encargará una empresa biotech que cofundaron en 2015, Lyndra Thepareutics, que ya está inmersa en el diseño del contraceptivo.

Según apunta Traverso, este tipo de sistemas de liberación de fármacos “son una plataforma que podría usarse para suministrar la medicación no solo para malaria​ o VIH, sino también para la quimioterapia en cáncer, la diabetes o en enfermedades neurológicas, como la esquizofrenia o el alzheimer”.

Clarín

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