Los uruguayos cruzan para cargar nafta, ir al supermercado, comprar ropa y fundamentalmente hacer gastronomía y turismo.
Si bien desde hace varios meses la diferencia cambiaria beneficiaba a los uruguayos, la brusca devaluación del peso argentino después de las elecciones PASO profundizó la situación. La fuerte variación y movimiento de los precios hizo que más pobladores de las localidades de la frontera uruguaya se crucen a Entre Ríos para realizar compras de todo tipo. Cada peso argentino tiene un valor de 0,66 pesos uruguayos: hace poco menos de dos años, por cada peso, se conseguían 1,20 pesos uruguayos; en el vecino país, la inflación no es ni cercana a la argentino, como tampoco ha sufrido una gran depreciación la moneda oficial.
La inestabilidad argentina llevó a que se repitan como ciclos, ventajas cambiarias para unos o para otros. De hecho, hasta 2016-2017, Uruguay se benefició por el retraso cambiario argentino. Fue en ese período que se decidió derogar el programa Cero Kilo, que impedía compras uruguayas en Entre Ríos.
Ahora, la situación se presenta a la inversa: los uruguayos cruzan para cargar nafta, ir al supermercado, comprar ropa y fundamentalmente hacer gastronomía y turismo. Los precios, para los uruguayos, son hasta casi un 50% más baratos en territorio argentino.
“En este momento el comercio es favorable a nosotros. Los hermanos orientales nos están visitando en forma muy asidua para compras, hotelería y gastronomía, somos muy competitivos”, dijo a UNO el vicepresidente del Centro de Comercio e Industria de Concordia, Jorge Villalta, que aclaró que desde hace un tiempo, vienen trabajando con el sector comercial de Salto (Uruguay) para lograr acuerdos y puntos en común.
“Ellos siempre han tenido algunas medidas proteccionistas que nos han perjudicado a nosotros. Tenemos que recordar el Cero Kilo, que el Centro de Comercio e Industria junto a la Cámara de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME)actuamos ante Cancillería para pedir que se levante, porque nunca Argentina cuando era al revés, puso una medida así. Actualmente, si bien está autorizado el paso de 5 kilos por persona, la frontera es más permeable y no es tan divisoria como antes”, agregó.
En ese sentido, más allá de las ventajas circunstanciales, planteó que el desafío de los sectores comerciales es trabajar en forma mancomunada porque algún día estas dos ciudades tienen que estar unidos y tratar de limar todas las diferencias, para que no haya diferencias excesivas.
Precisamente, consignó que en algunos de esos aspectos, Uruguay ha trabajado bien: citó el caso de los combustibles, que lo manejan con variaciones del Impuesto Específico Interno (Imesi), que lo suben o bajan. Hasta antes de la devaluación, en sus pueblos fronterizos, Uruguay tenía el valor de nafta reducido en un 28% o 30% respecto del resto de su territorio. Eso lo dejaba casi en igualdad de condiciones con Argentina, pero la última devaluación del peso argentino aún reacomodó los tributos, y por ello muchos uruguayos cruzan para cargar el tanque de sus autos. Para graficar, el litro de nafta que en Argentina ronda los 50 pesos, en Uruguay está por encima de los 80 pesos argentinos.
“El Centro de Comercio e Industria de Salto hace todas las estimaciones de los nuevos precios, eleva a Montevideo y allí se determinan los nuevos valores de los combustibles”, mencionó Villalta.
Este tipo de movimientos y rebajas para impedir compras en el vecino país, nunca pudieron ser aplicados en el país, se lamentó el dirigente empresarial, que cuestionó en ese sentido, la falta de respuestas de los gobiernos municipal, provincial o nacional.
“Nosotros hemos estado carísimos y ellos baratos, y toda Concordia o la provincia cruzaba la frontera para ir a comprar cosas al Uruguay, sobre todo electrodomésticos. Sabemos cómo son estas cuestiones de fronteras. Nosotros, con estas devaluaciones, hemos descolocado a todos”, aseveró Villalta, en referencia a la inestabilidad argentina.
Posturas
Si bien habían trascendido planteos oficiales de localidades como Salto o Paysandú, respecto a la restitución del Cero Kilo, Villalta sostuvo que para el Centro Comercial de Salto “no es la solución ese programa, porque siempre actuó para el ciudadano común, pero sabemos que durante ese programa se pasó mucha mercadería a través de canales no formales”.
“Sabemos que si eliminamos las diferencias económicas o tratamos en parte esas diferencias, ese paso de mercaderías no ocurrirá. Nunca hubo medidas de fondo. Esperemos que el nuevo gobierno, sea del color que sea, trabaje en estas cuestiones de fondo”. Al respecto, citó el ejemplo de Brasil, que inauguró zonas francas en Uruguayana, con free shop modernos y que tiene proyectados entre 12 o 13 más, para “acordonar” la frontera con Argentina y Uruguay.
“Los países tienen respuestas rápidas y ágiles, para contrarrestar las diferencias cambiarias”, apuntó.
Esta situación circunstancial llevó a que el comercio de Concordia, y en alguna medida los de Colón y Gualeguaychú, aunque sin tanta cercanía geográfica como la existente entre La Capital del Citrus y Salto, se vea beneficiado en el marco de la crisis que atraviesa el país, por la recesión y caída de consumo.
“Para los sectores que le venden a los uruguayos es un paliativo; el poder de compra del argentino está muy golpeado y es importante que el uruguayo venga a comprar acá. Años anteriores, el comercio de Salto vendió mucho para Concordia; hay que reconocer que el Uruguay ha sido siempre muy competitivo; acá a 80 kilómetros de Concordia tenemos cinco free shops en Bella Unión, así que son más competitivos todavía. No solo nos afectaba con la diferencia cambiaria, nos agregaba el libre de impuestos que tienen esos free shops”, razonó.
Finalmente, el dirigente planteó la necesidad de tratar de evitar, de toda forma, que Uruguay instale el Cero Kilo, y argumentó: “Ahí sí vamos a quedar muy limitados en ventajas, al turismo y a la gastronomía. Sería una medida desagradable porque Argentina nunca hizo algo similar”, indicó.
UNO