En un duro documento, la Mesa de Enlace de Entre Ríos manifestó “la más profunda preocupación por la situación que atraviesan los sectores agropecuario, agroindustrial, profesionales asociados a estas actividades, entre otros que están directa e indirectamente involucrados a los rubros productivos afines, ello en el marco de las indefiniciones por parte del Estado provincial respecto de las distancias de las pulverizaciones agrícolas”.
El organismo aclaró que no sólo responsabiliza al Poder Ejecutivo, sino también al Legislativo y Judicial, que “por acción u omisión” garantizaron “haber llegado a esta situación de imprevisibilidad”.
Remarcaron que “el actual estado de cosas es un elemento paralizante y sumamente injusto”, ya que se trata de una actividad “absolutamente lícita”. Al respecto, indicaron que el sector resultó “damnificado” y “rehén” de la situación, al ser acusado “de manera irresponsable por parte de sectores que nunca han podido respaldar científicamente sus dichos”.
En el comunicado hicieron hincapié en que sin justificaciones “las ciencias agrarias y todas aquellas acciones que tienen que ver con una producción más amigable con el medio ambiente, son demonizadas”.
“Siempre hemos defendido las buenas prácticas agrícolas y hemos dado a conocer nuestro rechazo hacia toda acción contraria a ellas, ya que la irresponsabilidad de algunos no puede hacer que se nos castigue a todos. No obstante ello, la prohibición lisa y llana de la actividad, la reglamentación sin parámetros respecto de las pulverizaciones y el ataque sistemático hacia los productores, no podemos ni debemos tolerarla”, enfatizaron.
Seguidamente, cargaron contra la Cámara de Diputados de la provincia por no haber tratado la ley de fitosanitarios, y contra el Poder Judicial por haber revocado el decreto reglamentario dispuesto por el Ejecutivo, y calificaron la medida como “caprichosa y demagógica”: “Nos preocupa que a la Justicia entrerriana no le interese recabar datos científicos ni del ámbito del sistema de salud a la hora de dictar una medida”, dispararon.
Asimismo, cuestionaron que “el Ministerio de Salud de la provincia tenga informes epidemiológicos y no dé a conocer los resultados. Lo más triste del caso es que ello tal vez ocurra porque los mismos sean benévolos con el sector agropecuario. Igual de sorprendente es que los entes sanitarios nacionales y provinciales no sean tenidos en cuenta”.
“La pregunta que surge desde el más estricto sentido común es ¿Qué elementos habrá sopesado la Justicia para decidir en una cuestión técnica de esta magnitud? Lamentablemente, se erige como respuesta que los mezquinos intereses políticos han triunfado una vez más por sobre la razón y la justicia”.
En el mismo tono, cuestionaron el rol de algunos sectores políticos, gremiales y ambientales quienes –según el documento- “han tomado esto como una bandera para sacar una tajada sectaria e irresponsable”.
“Ni a estos grupos ni al Estado les preocupa que no haya cuerpos técnicos provinciales que estén acorde a las circunstancias y a la importancia de la temática. Las áreas competentes en la materia no tienen ni personal, ni equipamiento para llevar adelante un trabajo de control a lo largo y ancho de la provincia, lo que termina siendo un ejemplo cabal del desinterés y de la falta total de dimensionamiento de la problemática que padecen miles de productores entrerrianos. En resumen, no les interesan la producción ni los productores, salvo a la hora de recoger la recaudación de los asfixiantes impuestos provinciales, los más altos por lejos de la región”, sostuvieron.
Ante esto, advirtieron que “dejar de producir en más de 300 mil hectáreas conllevará el abandono obligado de la actividad que vienen desarrollando muchos entrerrianos. Eso dejará secuelas sociales profundas, tal vez irrecuperables. Ninguno de los tres poderes del estado entrerriano, ni los impulsores de esta medida judicial ridícula se han detenido a pensar en las familias, en los tamberos, en los pequeños productores. A nadie le importa su suerte”.
Por último, indicaron que “subidos a una falsa e inconducente ideología harán estragos en miles de entrerrianos de tierra adentro. Total, los micrófonos y los flashes más resonantes, los que dan más presencia mediática, están en las grandes ciudades. Mientras tanto, los productores y los vecinos rurales esperamos del Estado entrerriano una cuota de empatía, para entender en la encrucijada que nos han metido. Trabajamos dentro de una actividad lícita y pilar de la Argentina, pero en Entre Ríos, paradójicamente, somos el pato de una boda ajena”.
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