El fiscal de la causa que se sigue contra el cura Juan Diego Escobar Gaviria, Federico Uriburu, se refirió a la histórica instancia que se vivió en la justicia entrerriana con el primer juicio contra un miembro de la Iglesia Católica acusado de abusos de menores y deseó que su trabajo haya “aportado algo y sirva para modificar algunas cosas”. Al respecto, destacó el paciente trabajo que se realizó para contener y acompañar a las víctimas para realizar las denuncias y afirmó que “el funcionario judicial atrás del escritorio no sirve; especialmente los fiscales tenemos que estar en la calle, protegiendo a los testigos y a las víctimas, conteniéndolos y dándoles la confianza hasta que llegue el momento del juicio”. Respecto del imputado, contó que en el cierre de la audiencia el cura planteó que “todo es un complot político” y “que las víctimas estaban todas influenciadas para recibir dinero”. Consideró que “es algo que no tiene sustento, que no tiene asidero en la realidad, realidad que se aprobó en el legajo de la investigación”. Lo definió como “una persona que tiene un doble discurso, una doble moral” y marcó como “llamativo” que haya dicho que “lleva 19 años de cura y es raro que aparezca la primera denuncia ahora” con lo cual adelantó: “Nos deja abierta la posibilidad de analizar casos anteriores, en destinos anteriores”. También reveló que “es posible que existan dos denuncias más”.
En declaraciones realizadas al programa televisivo Fuera de Juego (Canal 2 Somos Gualeguaychú), Uriburu mencionó la extensión por más de dos horas y media de los alegatos acusatorios contra Escobar Gaviria y destacó que “las audiencias del juicio en las que se recopiló la prueba y se incorporó la evidencia fueron muy productivas -jornadas que se extendieron por hasta 12 horas- en las que se incorporaron todas las testimoniales que se habían recibido en la Fiscalía, otros testigos que no habían declarado pero que ya se sabía el vínculo que tenían con la víctima”.
Explicó que “previo a la audiencia el trabajo fue de contención a los testigos para explicarles con qué se iban a enfrentar” y reveló que “un dato nuevo que se incorporó en la primera jornada fue una denuncia que se tomó el 19 de agosto en Lucas González, adonde concurrí personalmente a tomar la nueva denuncia a un joven abusado”.
“Esto nos sirve como evidencia porque este joven había declarado en noviembre, al inicio de la investigación, donde dijo que no había sido víctima, y ahora explicó los motivos de su silencio por la vergüenza y el miedo al escrache social por parte de los seguidores del cura, dado que en Lucas González ya se vivía todo un ataque hacia la familia que había iniciado la investigación”, explicitó.
Ante esto, comentó que “la psiquiatra al declarar explicó que la develación de un abuso lleva varias etapas: la primera es reconocer en uno que algo malo está pasando; la siguiente es la etapa social, consiguiendo un referente de confianza para contarle lo que se está viviendo, y la tercera etapa es hacia afuera para confrontar en público la denuncia. Y estas etapas pueden demorar en cada persona en diferentes tiempos”. “Se trata de procesos individuales y sociales, tienen que ver con el entorno, con el poder encontrar en quien confiar o en algún momento disparador”, aseveró.
“Después de la primer denuncia llevó a que otro chico que hacía un año y medio le había contado lo que le estaba pasando a su madre, a animarse a denunciar y eso generó una cadena de dos denuncias más en dos días. Y finalmente este sábado un chico que luego de las Cámaras Gesell se había ido de la localidad habló con otra de las víctimas y se decidió a realizar la denuncia”, relató.
Especificó que “en dos casos las denuncias se tomaron en sus domicilios, y con evidencia incorporada en la causa hubo por lo menos cinco o seis oportunidades en que concurrí a verlos personalmente, para evitar que deban acercarse a Tribunales”.
Al respecto, remarcó que “hay una necesidad imperiosa de cambiar el chip porque el funcionario judicial atrás del escritorio no sirve; especialmente los fiscales tenemos que estar en la calle, protegiendo a los testigos y a las víctimas, conteniéndolos y dándoles la confianza hasta que llegue el momento del juicio; lo cual obviamente demanda mucho más que el trabajo de oficina”.
En tal sentido, sostuvo que “fue la forma de trabajo que nos impartió el procurador General (Jorge García)”, cuestionó el accionar de algunos medios de la localidad que oficiaron “de voceros del cura” Escobar Gaviria y afirmó: “Que me reprochen por estar trabajando no me molesta”. Ante ello, señaló que “el abogado del cura (Milton Urrutia) que llamativamente en el juicio no alegó, hacía los alegatos hacia el público en los medios”.
Sobre la actitud del cura durante el juicio, Uriburu indicó que “en la declaración indagatoria el imputado optó por el silencio, por consejo de sus abogados, y en el cierre de la audiencia habló alrededor de 10 minutos, explicó que todo es un complot político, lo que nosotros ya le habíamos contestado en los alegatos de apertura, que las víctimas estaban todas influenciadas para recibir dinero; un complot en el que entraríamos todos los que intervinimos en esta causa, y además el Tribunal con un resultado que nadie conoce”. Al respecto, aseguró que “estamos hablando de algo que no tiene sustento, que no tiene asidero en la realidad, realidad que se probó en el legajo de la investigación”.
También habló de reuniones que tuvo en su momento con (el ex arzobispo de Paraná, Mario) Maulión, quien le había dicho que si se metía con la droga iba a terminar muerto, y me dedicó a mí un par de palabras que no hacen mella en mí porque somos funcionarios y tenemos que estar dispuestos a recibir cualquier tipo de agravio. Los que no deben recibir agravios son las víctimas”.
Uriburu contó que el sacerdote “cerró su discurso diciendo que ahora está muerto en vida, como dando a entender que porque se metió con las drogas, como si esto tuviera que ver con el narcotráfico” y marcó que “nunca antes de esta causa el cura había realizado ninguna denuncia de ningún tipo”. Agregó que “en una denuncia un chico cuenta que el mismo cura le facilitaba dinero para comprar cigarrillos y bebidas alcohólicas, con lo cual hablamos de una persona que tiene un doble discurso, una doble moral”.
“Otra cuestión llamativa fue que dijo que lleva 19 años de cura y es raro que aparezca la primera denuncia ahora, lo cual nos deja abierta la posibilidad de analizar casos anteriores, en destinos anteriores.
Asimismo, advirtió que “se me adelantó la posibilidad de que haya dos denuncias más, con quienes me entrevistaré en los próximos días, pero la idea no es sacar denuncias a tirabuzón sino simplemente contarles cuáles son sus derechos, darles la seguridad de que pueden denunciar cuando quieran y se sientan contenidos a la hora de hacerlo”.
Para concluir aseguró que “el 6 de septiembre a las 8.30 horas en el tribunal de Gualeguay se conocerá la sentencia y si bien la presencia obligatoria es para el imputado, obviamente allí estaremos esperando la resolución del tribunal que a mi modo de ver no puede ser otra que una sentencia de condena” y deseó que “ojalá con nuestro trabajo hayamos aportado algo y sirva para modificar algunas cosas”. (Análisis)