La ciudad de Concepción del Uruguay arriba a un nuevo aniversario de su fundación, y creo importante rescatar los elementos de su legado de casi dos siglos y medio, en especial en el momento difícil que viven nuestra provincia, nuestro país y la humanidad entera.
Cuando zozobra la paz, cuando la violencia y los discursos de odio y de exclusión se enseñorean del diálogo público, cuando crecen la insensibilidad, el egoísmo individualista y el “sálvese quien pueda”; es más trascendente que nunca volver la mirada hacia atrás, no para reproches, no para elevar dedos acusadores, sino para aprender y recuperar lo mejor de nuestros mayores.
Esta ciudad me recibió como a un hijo más y me vio traer al mundo a mi propia descendencia, me enseñó todo lo que se precisa saber para vivir en paz y armonía: el respeto a los demás, el trato amable, el trabajo duro, la actitud generosa, las cuentas claras, la capacidad de incluir a todos, y muy decididamente, a quienes más necesitan; dando lo mejor que tenemos, como el mate que brindamos y nos brindan, que siempre en ronda compartida tiene mejor sabor.
En efecto, es Concepción de Uruguay la que alumbra el camino hacia un futuro distinto, con sus decididas acciones a favor de la integración de todas las personas, sin medir condición social, procedencia geográfica, inclinación religiosa o color de piel. Eso signó a la Histórica desde sus propios héroes, comenzando por Artigas y Ramírez con sus ideas inclusivas e igualitarias que se expresan en la frase “nadie es más que nadie”, siguiendo con Urquiza al alentar a que nadie se sienta vencedor o vencido, e ideando instituciones (como las Estancias del Estado o el Colegio del Uruguay) para el crecimiento de todos sin falsas exclusiones meritocráticas.
El propio perfil de la ciudad lo exhibe, cuando demuestra que puede ser múltiple y a la vez armonioso: ciudad histórica, pero también productiva; educativa pero también portuaria; turística y deportiva; amable y respetuosa con la naturaleza; protectora de sus infancias y de todas las diversidades; decidida defensora de las artes, las letras y las ciencias; enamorada de lo propio y a la vez cosmopolita y abierta al mundo.
Concepción del Uruguay brilla identidad y diversidad productiva. Una comunidad universitaria de referencia. Un dinamismo económico que supera a todas las ciudades de la provincia. Un dato reciente de la Secretaría PyME de la Nación revela que, pese a tener menos de la mitad de la población que otras ciudades grandes de Entre Ríos, nuestra ciudad tiene la misma cantidad de establecimientos productivos. Concepción del Uruguay es el centro de la producción avícola de la provincia y del país. Y me detengo en este sector que hoy le exporta a todo el mundo, y que creció de forma sostenida porque logró algo que muy pocos sectores en Argentina pueden mostrar: una cadena productiva completa, pero sobre todo, articulada. Es un modelo ejemplar de cooperación, que se forjó acá, en Concepción del Uruguay, con estrategia y con compromiso colectivo. Sin competir en forma destructiva, sino construyendo en red, generando sinergia, compartiendo soluciones, cuidando el estándar sanitario, invirtiendo en tecnología, generando empleo calificado.