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Una mujer desesperada pide ayuda porque desde que su hijo está en el Penal N° 1 quedó preso de las adicciones, lo golpean y debe pagar las deudas.

Desde que está detenido sin condena en la cárcel de Paraná, un joven ha quedado sumergido en las adicciones. Su madre está desesperada y espera que alguien lo auxilie. La mujer, que pide mantener su anonimato, acudió a UNO para poder hacer pública la situación que es similar a la de muchos más. Asegura que su hijo antes se fumaba un porro, pero desde que está preso ha enfermado por el consumo de todas las sustancias que se comercian dentro del penal. Y esto conlleva el endeudamiento por lo que ella debe conseguir el dinero de la forma que sea, para que no lo golpeen.

“Adentro corre la droga más que en la calle ¿cómo puede ser? Yo tengo que ir a pagar, porque si no pago al gurí me lo cagan a palos. Él tiene una puñalada en la cara y todo. Entonces tengo que sacar de donde sea para ir a pagar, hago pan casero, el otro día me pidió por favor que no fuera más a visitarlo porque estaba enfermo. Me decía ‘Yo sé que cuento con vos porque vos no me vas a dejar, me vas a traer plata, y yo voy a pagar y me sigo drogando, estoy enfermo’. Ya no damos más, ni él, ni yo”, relató la mujer, desesperada.

El joven está acusado en una de las causas más resonantes con narcotraficantes de renombre en la provincia. La madre asegura que “la gente del barrio lo adora, porque no es un chico atrevido, jamás cayó por robo, fue a la escuela, todo”. Sostiene que solo lo implica una escucha telefónica mal interpretada.

Una amiga de la madre la acompañó en la entrevista, y aportó: “Ella quiere que al chico al menos le den un arresto domiciliario, para que lo pueda tener en la casa, más controlado, lejos de la droga, y pueda aliviarla un poco porque cobra un plan, tiene que hacer pan casero, lo poco que gana es para llevarle para pagar, porque si no al hijo se lo matan. Ella no pude sostenerlo más”, y lamentó: “Le dan arresto domiciliario a otros que tienen plata, para los que no tienen plata no hay justicia”.

El detenido tiene defensa pública, y como se sabe las defensorías públicas, con poca gente, no dan abasto para atender todos los problemas de los imputados o condenados, más allá del trámite de las causas. “Yo he ido a hablar y nunca me pueden atender, nunca están. Quiero que lo vea una asistente social, una psicóloga, no tengo respuesta”, pidió la madre. La abuela del joven había sacado un préstamo para pagar una abogada particular, quien en un año no hizo demasiado, y cuando la abuela falleció, quedó con la defensora oficial.

“Circula cocaína, marihuana y también pastillas, hay muchas cosas que se tapan. Hay muchos quioscos adentro, si no es ahí es en el otro pabellón, y sino conseguís en el otro. Yo te digo porque lo he visto, y a mí me duele tanto porque si tu hijo hizo algo mal, que lo pague, pero no que lleguemos a este límite, porque te lleva a perder la familia, todo. Yo ya no puedo más, llega un momento que toco fondo y ya está, en lo económico, en lo emocional, ya toqué fondo, no sé para dónde disparar”, expresó la madre, y agregó que no es la única en esta situación dramática: “Así como me pasa a mí, hay muchas mamás”.

La amiga de la mujer sostuvo: “El penal está para educarlo, para que pague su error, pero no para que los demás se pongan en abuso y hagan semejante cosa”.

Y las peleas que suceden en las cárceles o los motivos de las golpizas no siempre son venganzas o ajuste de cuentas por deudas: “La puñalada que tuvo mi hijo fue por otro muchacho que estaba dado vuelta, como que lo confundió y lo apuñaló, o sea que el otro estaba más drogado. Entró a pedir un poquito de azúcar, no sé qué flasheó y le pegó una puñalada en la cara”, explicó la mujer.

Esta situación no la viven los grandes narcotraficantes que caen presos, ya que siguen manejando el negocio adentro, y con dinero pueden evitar terminar en una situación como esa.

El costo de las adicciones dentro de la Unidad Penal alcanza cifras casi imposibles de sostener para una familia humilde. Consultada al respecto, la mujer contó: “Más de 1.000 pesos para arriba por cada visita, he llevado de a 1.000, de a 2.000. Es más, a veces he llevado más plata y tengo que llevar a otra persona que vaya conmigo porque yo no puedo entrar tanta plata, te permiten entrar hasta 700 pesos”.

“No puede ser que un chico consuma tanto ¿Cómo vas a tener droga si estás adentro de la cárcel? ¡La otra vez estuvo tres días durmiendo porque estaba empastillado hasta la cabeza!”, recordó la madre del detenido.

También contó historias de otros padres: “Había un chico que no podía más de los vicios y el papá habló con el director para que lo cambiaran del pabellón, porque donde estaba se consumía mucha droga, y no podía pagarle. Entonces lo sacaron porque el chico estaba cada vez peor”.

Consultada la mujer sobre por qué no acude también a las autoridades penitenciarias, dijo: “No he ido a hablar con el director, tengo miedo que se la tomen con mi hijo, para que él no tenga problemas porque está adentro y si le llega a pasar algo por mi culpa, me voy a arrepentir toda la vida. A veces tengo ganas de ir y decirles todo”.

Otra situación que vivió la mujer fue cuando la llamó la madre de un joven de Villaguay, que está detenido, que no podía viajar y le pidió si podía hacerle un giro de dinero para que le llevara, porque si no pagaba le iban a pegar. “Eran 800 pesos. No es solo el caso de mi hijo, hay muchos”, aclaró.

Antes de caer detenido, el joven estaba trabajando en una empresa constructora, y cuando no había obras, hacía changas o trabajaba con sus tíos. “Un gurí en semejante situación, tirarlo a una carnicería como un penal…”, expresó la amiga de la madre.

“Veo un montón de chicos en la perdición, si han hecho algo malo que lo paguen, es justo, pero como se debe, no que vayas y veas que tu hijo está peor”, pidió la mujer. Algo que está en los papeles, las leyes y los discursos, pero muy lejos de la realidad.

 

Requisas y secuestros de droga en las visitas

Desde el Servicio Penitenciario de Entre Ríos se informa frecuentemente a UNO sobre secuestros de drogas en todas las unidades penales de la provincia, tanto en las requisas en los pabellones como a las visitas. Incluso por esto último han habido advertencias judiciales sobre el procedimiento. Se han visto hasta situaciones de personas que arrojan bolsas con droga desde la calle por encima de los muros.

Hace unos días, le secuestraron droga y dinero a la pareja de un reconocido narcotraficante de Paraná, imputado en una causa por narcomenudeo. La mujer llevaba 50 gramos de cocaína, 50 gramos de marihuana y 9.000 pesos. La llevaron detenida a una dependencia policial por lo que le abrieron una causa judicial. Esto evidencia que son los mismos que venden afuera, quienes comercian la droga en el ambiente carcelario.

Por José Amado, UNO.

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