Uno de los grandes sueños de toda persona es ganar unos millones en la lotería: dinero rápido y fácil (si es que se consigue), pero… ¿sabemos qué sucede después?
Si hay algo que tenemos claro es que el monto no será enteramente para nosotros, ya que hay un impuesto para el mismo, que es muy variable de unos países a otros. Por ejemplo, si jugamos en España, a partir de 10.000 € de premio, Hacienda se quedará con un 20% en impuestos (si es inferior a esta cantidad, no hay impuesto). En Argentina, este límite se sitúa en 1.200 $ y el porcentaje de retención es un 31%, siendo el monto neto imponible un 90%. En México será doble impuesto, uno el federal (fijo, un 1%) y el otro estatal, siendo este un máximo del 6% y un mínimo de 0.
Otra cuestión es la del anonimato. Para prácticamente todos los países es posible que el ganador no revele su nombre por cuestiones de seguridad. Así, de los ganadores de los 8.000.000 $ del pasado domingo en Entre Ríos, lo único que se sabe es que son de Villa María y de Gualeguaychú. Sin embargo Estados Unidos exige revelar los nombres públicamente. Precisamente hace pocos días un jubilado ha ganado 344.000.000 $ en la PowerBall estadounidense y todos conocen su identidad.
Este mismo caso nos servirá de ejemplo para otra cuestión a tener en cuenta en lo que se refiere a loterías: estos grandes premios se pueden cobrar de una sola vez o en 30 pagos anuales. La mayor parte de la gente escoge el pago único, sea porque no tiene claro si vivirá 30 años más, sea por el ansia de recibir todo junto. La cuestión es que, si se elige el pago único, se aplica una reducción al premio de un 30%, es decir, se pierde casi la tercera parte. Una decisión, imaginamos, relativamente complicada, en un mundo que sin embargo nos cuesta imaginar, ya que todos pensamos que podemos ganar algún día, pero no contamos con que sea el premio mayor, y sin duda, nos resulta tremendamente complicado decidir qué podríamos hacer con tantísimo dinero.
