Así definen Joel y Michelle su vida en Paysandú, luego de vivir el caos que atraviesa su país. La buena recepción, la hospitalidad, la libertad y la seguridad que encontraron en el departamento uruguayo, vecino a Colón, es algo “impresionante”, según ellos mismos definieron.
Joel, de 42 años y oriundo de Barquisimeto, llegó a Paysandú en noviembre de 2017 luego de que su pareja se trasladara a la ciudad a trabajar. Ingeniero mecánico de profesión, con especialización en gerencia de proyecto y master en recursos materiales y financieros, es asesor de una empresa forestal. “Rescindí contrato en Venezuela porque la crisis estaba muy fuerte y la seguridad estaba complicada”, relató.
Era gerente de ingeniería en una empresa que tenía sede en Panamá y Venezuela y a las obras debía ir con escoltas de seguridad “porque había riesgos de sufrir atentados, de tener asaltos o robos”, contó. Es más, los jefes y directores de las grandes empresas no residían en Venezuela los fines de semana, sino que estaban de lunes a viernes. “La vida en Venezuela empezó a ser muy difícil”, sentenció.
Diferente fue el arribo de Michelle, de 24 años y oriunda de San Luis (Estado de Carabobo), quien llegó a Uruguay por cinco días y ya hace cuatro meses que está instalada allí. “Yo no escogí Paysandú, Paysandú me escogió a mí”, dijo con una sonrisa. Diseñadora de moda, ilustradora, graduada en marketing y como modelo profesional, se encontraba haciendo los papeles para irse a vivir a Chile mientras trabajaba como freelance para una empresa del extranjero realizando asesoramiento corporativo.
“Me invitaron a un evento de cinco días en Montevideo a trabajar en la parte de protocolo y diseño cuando me presentaron un cliente -quien en este momento es mi jefe- con quien hablamos muchísimo, le presenté mi síntesis, mi proyecto de vida y me consultó si me atrevería a quedarme, por lo que no lo dudé y le dije que sí”, recordó.
El Telégrafo
