En forma sorpresiva el Gobierno habilitó la discusión legislativa que podría darse en marzo. La mirada de un sacerdote y una feminista.
Hablar de aborto en nuestro país es enfrentarse a uno de los mayores tabúes que tenemos como sociedad. La lucha, principalmente del colectivo feminista, ha logrado una maduración en términos de discusión, derribando los prejuicios. Se trata de una problemática compleja en toda su dimensión, que pone en el centro de la escena a las mujeres y su desafío de poner el cuerpo a un momento trascendental en sus vidas: un embarazo, que por alguna razón pudo ser no deseado, las confronta ante un dilema de conciencia, pero reaviva la necesidad de adaptar la legislación a los tiempos que vivimos. Desde el Ni una Menos para acá, las mujeres vienen empujando por tener acceso a mayores derechos, a condiciones de igualdad, a poder decidir en forma autónoma. Es un debate que atraviesa en forma vertebral a todos los sectores, y que vaya a saber porque razón ahora se coló en la agenda del gobierno nacional. El 6 de marzo presentará por séptima vez al Congreso de la Nación el proyecto de despenalización del aborto impulsado por la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, aunque a diferencia de otros años los legisladores darán la esperada discusión en el Congreso.
Se vuelve a debatir sobre el aborto, o en todo caso el acento se pone sobre quienes están a favor o en contra de su despenalización. Por este motivo UNO buscó conocer la mirada de sectores con posiciones contrapuestas y sus argumentos acerca de la problemática.
El vicario de la parroquia Nuestra Señora de La Piedad de Paraná, Esteban Madrid Páez, recordó que el papa Francisco hablaba de «una colonización política» para referirse al aborto. «En muchos países no es un tema autóctono, nativo, sino que son temas impulsados por poderes de la opinión pública, política y económica. No quiere decir que no se plantee el tema del aborto, pero esta forma de querer impulsarlo públicamente es como que presenta una injerencia del imperialismo, porque es expansivo y de una fuerza que quiere generar esto», interpretó.
El cura que lleva dos años asistiendo al párroco Mario Haller en la tarea pastoral contó que asumió el compromiso con las madres en riesgo de aborto, enfocado en un acompañamiento integral. «No basta con decir no al aborto, sino que la postura clara como creyente, como cristiano, es un poco esa: toda vida humana es un misterioso don», reflexionó durante la entrevista. Madrid Páez sostuvo que existe una «estrategia de ridiculizar un poco la voz de la Iglesia o de ponerla como ya conocida, haciéndola quedar como una fuerza de choque opositora. Es una mirada política, o quizás una estrategia para colocarnos en un lugar». Desde ese enfoque consideró que la postura de la curia no se limita a «una mera oposición» y que se la debe entender como «una convicción de que toda vida humana es un misterioso don». «Cuando uno se pone a reflexionar en serio sobre eso creo que es una argumento interesante para pensar».
Se explayó diciendo que el clero conoce las dificultades que atraviesan algunas mujeres, y que en esa tarea se enfrentan a las «consecuencias dolorosas» del post aborto. «Hay una propuesta pastoral de acompañamiento y a través de talleres que acompañan la gestación. Y es muy lindo ver a muchas chicas que llegan con historias muy dolorosas y donde la vida que viene en camino es como el broche de dolor. Eso se transforma en descubrir que hay un regalo para ellas en esa vida y es muy sanante. Es una forma de reconciliarse», relató.
El religioso explicó que la gente en situación de vulnerabilidad «tiene mucha más capacidad para aceptar la vida y para verla como un regalo». La parroquia también implementó –reconoció el vicario– un programa para asistir a la mujer y al varón en el post aborto. «Es impresionante el dolor y la violencia que implica. La mujer, después de pasar por situaciones semejantes, experimenta en forma muy fuerte la explosión de la vida dentro de ella. Hay que tener mucho cuidado al hablar del aborto porque la persona que lo está pensando es porque está en una situación de mucha dificultad para tener que asumir una medida semejante. Al aborto no lo vemos como una solución», argumentó.
Consultado por la muerte de mujeres a causa de abortos practicados en la clandestinidad por la falta de recursos, el cura eligió dudar de la credibilidad de las estadísticas. «Ahora hay una fuerte pregunta sobre esas estadísticas y cuáles son, porque si uno va a buscar un poco los datos oficiales no se refleja un problema de salud pública. Es un argumento que se ha utilizado muchas veces, pero en la realidad no refleja un problema auténticamente de salud pública. Si tenemos que hacer una ley motivado por un problema de salud pública, en este caso no correspondería», estimó y propuso: «Otra cosa sería decir ‘nos interesa que las mujeres tengan buena salud’, eso tiene que ser una prioridad total. Pero si no es auténtico y serio a la hora de mirar los datos, es más una utilización del dato. Hay que buscar por otro lado los argumentos; hay un debate serio acerca de la libertad», planteó.
La ola feminista
Desde hace por lo menos tres años el movimiento de mujeres se ha convertido en un nuevo actor político y social en la Argentina, en base a una lucha sostenida ha conseguido habilitar el debate de temas cruciales, primero en espacios de militancia, y ahora al parecer se asoma una posibilidad histórica, de al menos llevarlo a la agenda legislativa. Las militantes de la primera hora reivindican la continuidad del Encuentro Nacional de Mujeres y que el trabajo hormiga ha atravesado a diversos sectores. Así lo entendió la exdiputada provincial y activista por los derechos de las mujeres, Lucy Grimalt, quien hizo hincapié en la «fuerza que le ha aportado la juventud en una forma extraordinaria y que no venía pasando en las décadas anteriores. Han sido atravesados los partidos políticos, donde hay muchas dirigentes mujeres pero también varones, que han tomado conciencia de la necesidad de comenzar a debatir en torno a este derecho que tenemos las mujeres. Todo ese componente hace que se comience a hablar, que se ponga en agenda, nosotras las mujeres vamos a estar exigiendo que se debata permanentemente en el Congreso».
No es nuevo señalar que el colectivo feminista esgrima como argumento vertebral para defender la interrupción voluntaria del embarazo la cuestión de salud pública. En este punto, Grimalt aseveró que «son muertes evitables a raíz de someterse a una práctica de interrupción de embarazo en la clandestinidad. Entonces creo que este es un tema de salud que interpela a cualquier Estado. Básicamente es un derecho que tenemos las mujeres o las personas con capacidad de gestar, de decidir. Abarca mucho más que nuestro propio cuerpo, porque es la autonomía de poder tomar decisiones y cuando ocurre una situación de este tipo que es un embarazo que no fue planificado, la decisión siempre tienen que tenerlas mas mujeres».
Al profundizar su análisis sobre la problemática consideró que el «debate es necesario darlo» y recordó que el Movimiento de Mujeres «viene dando la pelea desde hace 32 años en la Argentina, proponiendo y reclamando este debate, a tal punto que el aporte que se hace desde el colectivo cuando se lanza en 2005 la Campaña por el Aborto, Legal, Seguro y Gratuito, toma una serie de consignas que debían interpelar, a los gobernantes primero y en segundo lugar a la sociedad: la primera Educación Sexual para decidir. Si no conocemos, si no sabemos, si no tenemos información sobre distintas cuestiones que tienen un basamento científico, nunca vamos a poder tomar decisiones acertivas. Si no comprendemos lo que nos está ocurriendo, no vamos a poder tomar decisiones».
La segunda consigna era Anticonceptivos para no Abortar. Al respecto sostuvo: «Esto es la responsabilidad que tiene el Estado de estar suministrando en todos los efectores públicos de salud, a lo largo y ancho de la República Argentina los anticonceptivos para que las mujeres no se vean en situación de abortar. También debe haber una mayor conciencia por parte de los varones, que tiene que ver con el uso del preservativo porque no se trata únicamente de un método para prevenir el embarazo, sino que fundamentalmente evita cualquier infección de transmisión sexual, entre ellas el HIV».
La integrante de la campaña agregó que la tercera consigna es Aborto Legal para no morir. Que se haya reabierto la discusión sobre la interrupción voluntaria del embarazo implica tener una mirada respecto de los diferentes procesos de lucha. «Los procesos de toma de conciencia de los pueblos son lentos y recién en este momento están haciéndose carne en toda la sociedad. Ojalá el Congreso de la Nación esté a la altura de las circunstancias, esté a la altura del pueblo argentino y que esté demandando que se comience a debatir en torno a este tema donde a las mujeres se nos va la vida», apuntó.
En cuanto al abordaje sanitario que tiene la cuestión desde el punto de vista sanitario en Entre Ríos, la exlegisladora explicó: «Se ha hecho un avance muy importante cuando el año pasado la ministra de Salud, Sonia Velázquez, adhiere con la resolución ministerial 36/16 al protocolo nacional vigente desde 2015, que se inscribe de acuerdo al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en relación a la interrupción legal del embarazo. Lo que hay que informar bien a la sociedad es que en Argentina, por dos causales desde 1921, el aborto es legal por el artículo 86 del Código Penal se hacen dos excepciones: en el inciso 1 habla del riesgo de vida de la mujer y en el inciso 2 alude a las situaciones de violación. Hemos dado un paso muy importante porque esa resolución ordena hacia adentro del sistema de salud cómo se debe realizar esta práctica médica».
En cuanto a los puntos centrales de la iniciativa que se presentará nuevamente el 6 de marzo tendrá sustanciales modificaciones, adelantó Grimalt. «Pensemos que en 2015 no tenemos la ley de Identidad de Género. El proyecto de ley contempla a todas las personas con capacidad de gestar», cerró. (UNO)