Alertan sobre un nuevo récord histórico por altas temperaturas

Argentina sufre un calentamiento bastante notorio y muy marcado. «Tenemos mucho más calor y, así como venimos, en 2017 volveremos a romper el récord en el promedio de altas temperaturas», dice un meteorólogo.

«En 2017, en Puerto Madryn la temperatura llegó a los 43,4°, una marca que nunca se había alcanzado en una ciudad a esa latitud. Trelew también registró su récord de calor histórico. En Comodoro Rivadavia las precipitaciones causaron un desastre: llovió en un día lo que llueve en un año… 1.300 milímetros… algo impensado».

No es la postal de un futuro apocalíptico ni un reporte extraído de algún cuento de ciencia ficción. Simplemente, el racconto de algunos de los hechos climáticos que tuvimos que atravesar este año, descriptos por el climatólogo José Luis Stella.

Integrante del Servicio Meteorológico Nacional, Stella tiene en claro que «la Argentina sufre un calentamiento bastante notorio y muy marcado en los últimos años. Tenemos mucho más calor y, así como venimos, cuando todavía faltan los registros de noviembre y diciembre, en 2017 volveremos a romper el récord en el promedio de altas temperaturas». Algo que se volvió costumbre.

«Excepto el año pasado, los récords se vienen rompiendo en nuestro país desde 2012. La tendencia es clara: el último año frío fue 2007», apunta.

Entre enero y septiembre hubo temperaturas muy cálidas, y al acumularse ese calor la atmosfera tiene mayor energía disponible y propicia la aparición de los eventos extremos. Comodoro Rivadavia registró entre marzo y abril lluvias históricas que causaron graves daños y pérdidas. El este de La Pampa, noroeste y centro-este de Buenos Aires fueron afectados por tormentas que produjeron anegamientos e inundaciones. El norte de Corrientes y el oeste de Misiones recibieron más de 500 mm de lluvia en abril y más de 1.000 mm en todo el otoño. En la otra cara, el déficit de lluvia golpeó el noroeste de la Patagonia, centro y norte de Córdoba y norte de Salta. Son solo algunos de los episodios fuera de la común. «En la Patagonia hacía mucho que no nevaba como este julio», señala el especialista.

Las tareas de las brigadas en Comodoro Rivadavia, tras las consecuencias de las intensas lluvias.

Ante la magnitud de los fenómenos, el especialista llama a estar prevenidos: «Estos hechos, como olas de calor o lluvias extraordinarias, seguirán pasando en el futuro y debemos analizar sus posibles impactos y adaptarnos. Sabemos que suben las temperaturas, que en los últimos años fue llamativa la baja de lluvias en la Patagonia o que en la zona de cordillera está nevando menos… hay que aprovechar ese conocimiento. Luego serán los tomadores de decisiones quienes elijan qué hacer con esa información».

De acuerdo a los informes del SMN, en 2017 la temperatura media presentó hasta el momento «valores superiores a lo normal en casi todo el país», con los desvíos más importantes en la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y norte del Litoral, con valores de entre +1° y +2° sobre la media histórica, supo Ámbito.

La temperatura mínima media también experimentó condiciones más cálidas que lo normal, que hicieron que el invierno resultara en las estadísticas el segundo más cálido, solo por detrás del récord de 2015.

 

Una tendencia global

El informe sobre el estado del clima de la Organización Meteorológica Mundial, publicado hace días en coincidencia con la conferencia mundial sobre cambio climático en Bonn, revela que de enero a septiembre de 2017 se registró una temperatura media global de aproximadamente 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales.

Se consigna además que «hemos sido testigos de fenómenos meteorológicos extraordinarios, temperaturas que han llegado a 50° en Asia, huracanes sin precedentes en el Caribe y en el Atlántico que han llegado hasta Irlanda, devastadoras inundaciones monzónicas que han afectado a muchos millones de personas y una sequía implacable en África oriental».

«Muchos de estos episodios aportan señales reveladoras del cambio climático ocasionado por el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero resultantes de actividades humanas», añade el documento.

Una vez más, la conclusión del informe se asemeja a una de las tantas películas catástrofe: «Es muy probable que 2017 vaya a ser uno de los tres años más cálidos jamás registrados, con numerosos episodios de efectos devastadores, como huracanes catastróficos, olas de calor y sequías».

Además, agrega, «los indicadores del cambio climático a largo plazo, como el incremento de las concentraciones de dióxido de carbono, el aumento del nivel del mar y la acidificación del océano, siguen sin dar tregua. La cubierta de hielo marino del Ártico continúa estando por debajo de la media, y la extensión del hielo marino de la Antártida, que antes era estable, alcanzó, o casi alcanzó, niveles mínimos jamás registrados hasta la fecha».

Fuentes de la OMM alertaron que «aunque es demasiado temprano para hacer proyecciones, los efectos del cambio climático continuarán en 2018, evidenciado por las altas temperaturas y los eventos extremos. Todos los continentes serán afectados porque el cambio está ocurriendo en todas partes. Por eso es tan importante recortar las emisiones de gases de efecto invernadero».

En coincidencia, Stella estima que «mucho dependerá de los acuerdos sobre las emisiones, porque alguna variable puede jugar a favor o en contra, pero el factor antropogénico que generó todo este escenario es real».

«Hace unos 10 o 15 años se veía al cambio climático como un futuro lejano y pudo pensarse que se exageraba», recuerda, «pero todo lo que se pronosticaba, hoy se está cumpliendo».

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