Los miembros de la comisión directiva de la Seccional Uruguay de la Asociación de Trabajadores del Estado, encabezada por su secretario general, Martín Calisaya, mantuvieron un encuentro con la responsable de Salud Mental, Julieta Lorenzo, que funciona en el Centro de Salud Bartolomé Giacomotti, con el fin de analizar el grave panorama que atraviesa esa área ante la baja de programas nacionales. Este desfinanciamiento perjudica a los pacientes, que permanecen sin su atención médica y psiquiátrica.
Al respecto, el gremialista dijo que hubo un retroceso en lo que hace a los avances logrados en los últimos años, fundamentalmente con las patologías pediátricas. Calisaya precisó que “los más de 400 pacientes quedaron hoy a ‘la buena de Dios’ pues, al renunciar el psiquiatra, no se les puede recetar la medicación, por lo que toda esa situación se deriva al Hospital Urquiza y, de nuevo, se pide ayuda el nosocomio y se le genera una sobrecarga”.
Lo propio ocurre con los más de 50 adictos que recibían tratamiento. En la actualidad, hay, apenas, 30 pacientes, que realizan su terapia, a cargo de un equipo de profesionales, que no cobran desde hace aproximadamente 3 meses. “A la precariedad de los trabajos, vemos una cuestión de vuelta social”, aseveró el titular de ATE Uruguay al aludir a la sede edilicia en la que desempeñan sus funciones médicos, enfermeros, psicológicos y terapeutas. “Veo un panorama gris si la Provincia no absorbe este tipo de programas, que estaban bien diseñados y que habían sido muy recibidos por los pacientes”, afirmó Calisaya. (La calle)