En nuestra columna del sábado 6 de febrero, insertamos brevemente un tema que ameritaba ser abordado. Decía: “Al margen, no se puede soslayar el ardid de quienes han recibido vacunas sin tener el permiso y/o autorización debida. La viveza criolla suele coquetear con la trampa para ser los primeros. En este caso, en ser vacunados por izquierda indebida y descaradamente”.
Decíamos además: “Al momento de cortar camino nadie se queda atrás. No confundir la legítima, lógica e imprescindible prevalencia del personal de seguridad y sanitario (en todos los estamentos donde se arriesga y entrega hasta la propia vida) al momento de vacunarse”. Y aseguraba que siempre aflora “cierto funcionariado, familiares y colados, acostumbrados al juego de los privilegios desvergonzantes”.
Apenas transcurrido un par de semanas, el ámbito oficial se sacudió ante un escándalo vinculado nada menos que por el responsable del área de salud pública nacional, Ginés González García. Precisamente hacia él se dirigieron todas las miradas y fue destinatario de la orden presidencial de su alejamiento.
Bastaron minutos para que se difundiera un episodio que en esta columna de hace un par de semanas se vislumbraría acorde con cierta idiosincrasia.
Sería injusto generalizar pero siembre afloran semillas de maldad. Es que todo el mundo busca la preciada vacuna y en cualquier recoveco apto para salvarse del riesgo del coronavirus. Vale insistir en que mientras tanto –y desde el principio- sigue estando el auxilio de los elementos disponibles como prevención.
La ventaja de disponer de encumbrados señores y de funcionarios aptos para intercambiar favores (léase: la gauchadita salvadora), ha llegado a ser una institución. Digamos, un clásico. Pero sólo es válido si se mantienen los cánones del favor limpio que ennoblece y se asegura sobre el riel de la decencia. Nunca el descarrilado desvío de la indecencia y la vergüenza. Y esto fue lo que sucedió con ciertos personajes bañándose en deshonestidad.
Vaya si no es válido jugarse por la honradez a toda prueba, que cuando la moneda cae del lado equivocado la función se termina. Es cuando las malas conductas derivan con pérdida de toda ética y de las buenas costumbres.
Y por ciertos personajes relevantes que tienen el lugar libre para resguardarse del pecado y del hacedor del pecado.
Los escándalos revelados por situaciones graves de las que habría participado un ministro y que le valió su rápido despido por orden del Presidente de la Nación, sólo fueron parte de una situación mayor que agravió gravemente al país.
Usufructuar elementos exclusivamente confiados para un orden respetado y no para el antiguo Míster Acomodaticio, no es sólo una falla ética sino además una jugarreta repudiable contra la salud del ciudadano. Se tendría que haber advertido y controlado desde el primer momento. Pero como suele ocurrir, las reparaciones morales se aplican tras la vergüenza y la vergüenza es hoy una moneda que se está quedando con escaso valor.
No pocos recelan por la designación de la nueva ministra, porque si ella como ‘primera subalterna directa’ no advertía el desliz de anónimos vivarachos, significaba una falla de vigilancia. Y si la flamante ministra no lo atisbó a tiempo, la cabeza del Estado quedó desguarnecida de controles. A muchos le denominan “amateurismo de revisión”. Las partidas de las vacunas que se ralentizan al momento de su distribución, puede ser la muerte de un ser aguardando la salvación. Lo inexorable no siempre es así en tanto el caudal fantástico de quienes participan en la lucha por la vida no se da la más mínima tregua. Los falsos liderazgos son una especie de tipo “endémico” que se contrae por exceso de poder.
¿Cuántos amigotes se anticiparon a inmiscuirse al momento de ganar “su pinchazo” sin un ápice de ética, mojados con vetas de prepotencia y ocultamiento al estilo Vacunatorio VIP y con rótulo de “personal estratégico”?. Una suerte de acomodo automático devenido de la vieja política.
El fiscal Guillermo Marijuan denunció penalmente al ex ministro de Salud, Ginés González García y al periodista (entre otros quehaceres) Horacio Verbitsky por el escándalo de esta operación aceitadamente urdida y solicitó que se investigue la presunta comisión de delitos de acción pública en que se ha incurrido, sin perjuicio de que el avance permita incorporar a otras personas.
El secretario de ultra confianza del ex ministro de Salud (y pariente cercano) Lisandro Bonelli, debió dejar su cargo tras el alejamiento del jefe de la cartera. El punto es que el más alto funcionario del Ejecutivo nacional, no puede deslindarse de las responsabilidades (o irresponsabilidades) ante el escándalo al que luego decidió restarle gravedad. El problema no fue óbice para hacer su viaje oficial a México, entrevistándose con el magistrado Andrés Manuel López Obrador. Como sabor desabrido para el gusto de Fernández, su comitiva debió escuchar una frase del jefe mexicano: “No habrá preferencias” (aludía a la administración de las vacunas).
Los falsos ídolos de la mala política (que los hay y muchos) se caracterizan por la moral débil. Tanto como la autoridad artificial por la cual el poder se derrite como un helado al sol.
Un estadista no puede darle objetivos como una payasada y descender a la grosería de minimizar lo que en realidad fueron graves atropellos al seleccionar a personas a quienes se ubicaron en el círculo de los privilegiados de solemnidad.
La flamante ministra de Salud se mantuvo en funciones no por estar libre de culpa y cargo, sino porque las leyes del encubrimiento son sagradas. Una cosa es modelar gestiones superadoras y otra mantenerse leal con quien la había asegurado en posiciones importantes. Los falsos ídolos de la política siempre tienen pie de barro. Carla Vizzotti integrará una comisión que mejore la transparencia en la vacunación (?). Esto es justo lo que no hizo la ex segunda del funcionario despedido.
Las modificaciones en las opiniones del kirchnerismo, en materia de diseño de campañas destinadas a salvaguardar graves enfermedades, siempre al primer tuno lo tienen ya reservado.
Nuestro presidente y sin quererlo, se ha visto transformado en una virtual carátula de la tragedia griega representada por las dos caras. Ríe y Llora, pero no sabe cuándo debe hacerlo y cuánto tiempo.
Después de mostrar gestos de solidaridad hacia quienes se vieron burlados por los de siempre, el magistrado puso primera, calzó sus sucesivos cambios y se lavó las manos.
El jueves 25 de febrero último se recordó un nuevo aniversario del nacimiento del Padre de la Patria, General José Francisco de San Martín, ocurrido en 1778. Él nos dejó esta frase: “La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien”.
Por Luis María Serroels, Análisis.
