Las personas en recuperación por problemas de consumo eran explotadas laboralmente en distintas filiales y que utilizaba el dinero obtenido de la venta de productos y muebles fabricados por quienes viven en sus distintas filiales.
El pastor Pedro Gómez Martín y su colaboradora María Maite Varela Lorenzo fueron condenados a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional por obligar a personas en rehabilitación que estaban alojadas en la ONG Remar en Río Cuarto a realizar trabajos forzosos. El acuerdo de juicio abreviado fue aceptado por la camarista federal de Córdoba, Carolina Prado, quien fijó una multa de 11.000.000 de pesos para resarcir a las víctimas, entre las que hay dos entrerrianas.
Gómez Martín y Varela Lorenzo, encargados de la quinta de Remar en la zona de Las Higueras, Córdoba, fueron denunciados en 2014 por familiares de internos, que sospechaban que la organización explotaba laboralmente a sus allegados en sus distintas filiales. Luego la justicia probó que el dinero obtenido de la venta de productos y muebles fabricados por quienes viven en sus distintas filiales era en beneficio de algunos encargados de la ONG.
Las dos jóvenes entrerrianas tuvieron un rol preponderante en la acusación y en el esclarecimiento de la causa, ya que aportaron datos valiosos para que junto a otros el Ministerio Público Fiscal pueda sostener la acusación.
La causa se inició por una denuncia de una presunta víctima que trabajaba en la ONG en San Luis y quedó en manos del fiscal federal Cristian Rachid, bajo el control del juez Juan Esteban Maqueda. Ese juzgado ordenó 32 allanamientos y rescató a 403 presuntas víctimas de trata. Pero luego las casas se unificaron y se juzgó en Córdoba.
El pastor Gómez Martín contó que vino a Argentina en la década de los 90 desde REMAR, y que el culto que practican es el evangélico y se lo reconoce tanto en España como en Argentina. Sostuvo que están inscriptos en la secretaría de Culto.
Indicó que en España hacía lo mismo que acá. Refirió que se reciben jóvenes con variadas problemáticas, a veces los juzgados les mandan gente en situación de calle, les dan cama, comida y contención religiosa.
Víctimas entrerrianas
De la lectura del fallo se desprende que entre las personas internadas había una niña entrerriana de 13 años que había acompañado a su hermana de 20 porque tenía problemas de adicción a las drogas. La menor de edad vivía junto a otros 12 menores, cuyas edades oscilaban entre 1 y 17 años, en el Centro de Rehabilitación sito en la Ruta Nacional N° 158.
El equipo de Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) entrevistó a la menor entrerriana, quien exhibió su DNI y dijo que se hallaba en el Centro de Rehabilitación REMAR desde aproximadamente un año y ocho meses, que no era adicta, pero acompañaba a su hermana mayor, de 20 años, que se había internado en la institución para rehabilitarse de su adicción a las drogas.
El SENAF informó que la nena relató que unos meses antes de los allanamientos su hermana fue destinada a la sede que REMAR tiene en San Luis como forma de disciplinamiento, luego de que ambas habían salido a dar un paseo por Río Cuarto, en compañía del hijo de los pastores y un amigo suyo; y a una de ellas le prohibieron el acercamiento a varones jóvenes, a fin de evitar que “caiga” y se desvíe del “proyecto del Señor”, hasta el punto de no asistir a la escuela secundaria, porque según le explicaron los pastores Pedro y Maite. “No te conviene el secundario, te puede empezar a gustar algún chico… y eso te desviaría del proyecto”.
Respecto a las actividades en la granja, expresa que todas ayudan en la limpieza del lugar, elaboran productos de panificación artesanal, los cuales son vendidos por ellas en distintos domicilios de la ciudad y alrededores, que salen en grupos, nunca solas, durante 3 horas por las mañanas y 3 horas por las tardes, de lunes a viernes, que lo recaudado de la venta callejera lo administra exclusivamente la pastora Maite, para la manutención de las necesidades de las internas.
Además, todos los días leen exclusivamente la Biblia y los domingos tienen culto, que no maneja dinero, teléfonos de ninguna clase, Internet ni TV. Luego de valorar la condición de vulnerabilidad en que se encontraba la niña al momento de la entrevista, decidieron trasladarla a la Sede de SENAF Córdoba. Ahora