La secretaría nacional de Educación trabaja para definir un programa que incluya todas las edades. “Volver a una sociedad que lee”, una de las premisas del proyecto para revertir los bajos niveles de comprensión lectora.

El gobierno de Javier Milei analiza lanzar un plan nacional de alfabetización que alcance a toda la población, más allá de los estudiantes escolarizados. La iniciativa, que se financiaría con capitales públicos y privados, busca resolver una problemática que trasciende las fronteras escolares, por eso el programa se extenderá también a la población no escolarizada. Se realizaría durante dos años con participación de actores de la sociedad civil, empresas, clubes y universidades, entre otros.

Se trata de un programa de alfabetización y realfabetización a nivel nacional, que tiene como aspiración, mejorar la capacidad lectora y de comprensión de la población. En la Secretaría nacional de Educación, a cargo de Carlos Torrendell, todavía no tienen definido el alcance, pero aspiran a que pueda aplicarse a nivel federal, con el apoyo del Consejo Federal de Educación (CFE), integrado por los ministros de Educación de las distintas provincias y jurisdicciones.

De hecho, si el proyecto de ley ómnibus que presentó el gobierno de Javier Milei, prospera en el Congreso, puntualmente en el área de educación, después la reglamentación no se haría mediante una resolución de la Secretaría de Educación, sino del CFE, se explica. Serán los ministros de Educación de todo el país, en conjunto con la secretaría, los que definirían por ejemplo los alcances de ese examen que se tomaría al finalizar la secundaria. Querer terminar con el centralismo de los ministerios no significa que no haya política educativa, apuntan por lo bajo.

 

Reaprendizaje

Los cambios que se propusieron en la ley ómnibus buscarán elevar el nivel de retroalimentación del sistema educativo, aseguran. Por eso, se quiere generar más instancias de evaluación, certificación y monitoreo de los aprendizajes y del rendimiento.

Según publicó La Nación de fuentes consultadas, el plan no sería la puerta de entrada para un sistema de aranceles más generales, como se deslizó durante la campaña. Y que se respetaría la autonomía universitaria ya que la ley propiciaría un marco para que la universidad pública que así lo decida, cobre a los extranjeros, pero también tendrá libertad para no hacerlo. “Es decir, quitaría la prohibición para hacerlo”, se explica. “Todas las medidas del proyecto de ley van en línea de la lógica de este gobierno, que es dotar de más libertad al sistema”, indica una fuente.

Otros de los cambios que introdujo el proyecto, aseguran, tienen que ver con actualizar leyes o artículos que habían quedado fuera de norma por otras modificaciones en la legislación. O bien, para levantar las restricciones que el Gobierno considera que puedan ser beneficiosas para el sistema educativo. Por ejemplo, el artículo que impedía a empresas privadas a donar materiales o equipamiento a las escuelas, y hacer un uso publicitario de ello.

 

“Volver a una sociedad que lee”

Su primera acción, su primer programa va a ser lanzar un programa de alfabetización y de realfabetización nacional, que abarque desde chicos hasta adultos. Con acciones concretas, orientadas a las distintas franjas etarias. Todavía están pensando un nombre para esa idea, que en borrador se llama Campaña de Alfabetización Nacional, nombre que internamente desechan por considerar que parece un programa de los años 50.

Porque ellos quieren hacer algo más actual y que logre convocar e interesar a todos los actores de la sociedad, desde docentes, alumnos, familias, empresas, medios, entre otros. Algo que podría estar en línea con la campaña #NoEntiendenLoQueLeen, que impulsa Argentinos por la Educación y que involucra a más de 100 actores de la sociedad civil y que apunta que en el país, casi la mitad de los estudiantes (46%) no alcanza el nivel mínimo de comprensión lectora.

Una parte del programa estaría destinado a los chicos de entre 4 y 7 años, que son los que están en el proceso de alfabetización, para ellos habría contenidos específicos. Otros, estarían orientados a los grados más avanzados de la escuela primaria, que llegan a casi egresar con una limitada o nula capacidad de leer y comprender. También lo articularán con programas de capacitación para docentes, sobre cómo enseñarle a leer a un adolescente que no lee o que lee y no comprende. También tendría un capítulo apuntado a los estudiantes universitarios, para profundizar la capacidad de meterse en un texto, sostener la atención y no hacer solo una lectura superficial.

Este programa, explican desde la Secretaría de Educación, no solo apuntará a los chicos en edad escolar, sino en todas las edades. El concepto es recuperar y volver a ser una sociedad que lee, apuntan. Todavía no lo tienen muy definido, y les llevará parte del verano darle forma. Incluirá herramientas innovadoras, dicen, que podrían tener formato de desafíos enviados por Whatsapp u otros formatos que resulten atractivos e interesantes a la generación que emergió de la pandemia con limitadas capacidades de leer y comprender.

Los próximos años van a ser duros desde lo económico a nivel general, por eso, desde la cartera que dirige Carlos Torrendell, bajo la órbita de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, están convencidos de que la mayor apuesta deberá ser fortalecer la capacidad de entender e interactuar con la información, para producir mejora en todos los niveles educativos. (La Nación)

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