El suboficial y el jefe del cuartel, imputados de abusos, acoso y encubrimiento, llegaron al Juzgado Federal de Gualeguaychú para declarar. Fueron trasladados por Gendarmería. Tenían cascos, chalecos antibalas y estaban esposados.
Alrededor de las 9.50 de este jueves, ingresaron los militares imputados en la causa por abusos y otros delitos, que ocurrieron en el cuartel de Gualeguaychú.
El jefe del Regimiento de Caballería de Exploración 12 de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, teniente coronel Juan Facundo Candiotti, y el suboficial del Ejército Víctor Hugo Mercado llegaron esposados y con chalecos antibalas al juzgado federal de Gualeguachú, ubicado en San Martín 887, en pleno centro de la ciudad.
Según lo había adelantado el titular del Juzgado Federal de Gualeguaychú, Hernán Viri, los militares imputados en el marco de una causa que investiga delitos contra la integridad sexual de una mujer soldado que prestaba servicio en el cuartel de Gualeguaychú, se constituyeron para brindar declaración indagatoria este jueves por la mañana en las dependencias ubicadas en San Martín 877.
Los militares llegaron separados, pero en idénticas condiciones: con chaleco, esposados y con casco, indicó Radio2820.
Jésica, una de las víctimas, relató en declaraciones realizadas en las últimas horas al canal C5N que los abusos comenzaron en 2016 y que, en ese momento, informó la situación en el cuartel, donde le dijeron que iban a tomar «medidas por todo lo que estaba pasando», pero «no fue así”.En cambio, dijo, recibió maltratos y burlas de parte de Mercado – a quien denunció como abusador- y también de otros compañeros.
“Yo recibí tratamiento psicológico cuando me encontraron prácticamente muerta en el regimiento y ahí tome la decisión porque, cuando hice la denuncia en 2021, fue un infierno: era maltrato, él pasaba al lado mío, se reía, mandaba decir cosas por otras personas.. me decía: ‘Quién te va a creer si vos no tenés pruebas’. Yo decía ‘por qué permiten que se acerque si yo hice la denuncia’. Yo no podía salir de adentro de la oficina, pero él andaba libremente por el regimiento, y pasaba riéndose y burlándose. Él estaba con la pistola y muchas veces decía que él no perdía nada, y yo pensaba que en cualquier momento me mataba”, declaró la mujer.
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