En Entre Ríos y todo el país, el Día de la Mujer reaviva el debate sobre si la prostitución es un trabajo o es solo explotación.

La mujer, como sujeto dentro de una estructura social, ya no puede concebirse separada de diferentes sucesos históricos. Su principal transformación, a lo largo de diferentes generaciones, ha sido haber tomado conciencia de género dentro de un sistema hecho a la medida del patriarcado. Y esa es una construcción colectiva de diferentes movimientos, principalmente del feminismo, pero que ha incorporado a las disidencias en pos de una mayor integración. Hoy todas las demandas están concentradas en reclamar por el cese de los femicidios, pero también de los travesticidios y ambas consignas serán como una especie de bandera en el paro en conmemoración del Día Internacional de la Mujer. En Entre Ríos también.

Pero dentro de esa diversidad también conviven otros grupos, quizás no tan visibles, de un perfil más bajo, que piden pertenecer desde su condición de trabajadoras, entendiendo que la huelga del 8M apela a esa consigna. Y ese es quizás el disparador que este artículo se plantea: ¿La prostitución puede ser considerado un trabajo digno? ¿O es una situación en la que hay una mujer o travesti vulnerada o víctima de un sistema que la violenta?

Norma Torres es presidenta de la Asociación de Meretrices de la República Argentina (Ammar), seccional Entre Ríos, y que a los 24 años eligió ser una trabajadora sexual. En una entrevista con UNO aseguró que no solo ella, sino que el resto de sus compañeras se reconocen como trabajadoras sexuales: “Nosotras estamos contra la Trata”. Y aceptó hablar sobre un debate que en la opinión pública solo genera prejuicios y estigmatización, mientras miles de mujeres siguen siendo vulneradas y sin la opción de elegir otro medio de subsistencia. “Queremos que nos conozcan, que no se lleven por lo que dicen terceros. Hace 25 años que existimos como organización. No queremos que venga alguien y opine por nosotros si no sabe nuestra realidad”, afirmó desde la sede gremial de la CTA Entre Ríos, entidad a la que están adherida.

La militante relató que la prostitución sigue siendo sinónimo de marginalidad, mientras que las mujeres que ofrecen su cuerpo a cambio de dinero siguen planteando las mismas reivindicaciones: ser reconocidas como trabajadoras, tener acceso a una obra social, a una vivienda, a educación y una atención integral de salud. “Hay compañeras cada vez más grandes trabajando. Hubo mujeres que durante 12 años dejaron de trabajar, pero en el comienzo de la gestión anterior –de Mauricio Macri– las compañeras volvieron a salir a la calle. Algunas no solo son sostén de su casa, sino que además lo son de su familia. Esto llevó a que se explayara más el trabajo sexual, no solamente en Entre Ríos, sino a nivel nacional”, dijo a modo de diagnóstico.

El sexo pago genera a su alrededor no solamente un circuito de clientes, sino que además propicia actividades delictivas. Una de las más comunes está ligada a la participación de proxenetas que explotan sexualmente a las mujeres aprovechándose de su situación de vulnerabilidad. Desde Ammar Entre Ríos rechazaron la Trata de Personas, y para combatirlo dijeron que realizan denuncias en caso de detectar “menores trabajando”. “Hacemos denuncias anónimas o personalmente cuando advertimos la presencia de menores de edad, pero así también nos costó la vida de nuestra compañera Sandra Cabrera en Rosario, a quien le pegaron un tiro por denunciar que había menores de edad. Nosotros lo hacemos como organización o las mismas compañeras cuando andan de recorrida o se hace presente personal de la División de Trata de Personas”, alertó Torres.

Para la activista en este tema prevalece un estado de “confusión” porque “no se blanquea cuál es el trabajo sexual y cuál es el de Trata, siempre nos van a estar marginando, diciendo que llevamos a las compañeras o a las mujeres a hacer el trabajo sexual. Esto lo hacen voluntariamente”.

 

Sin amparo legal

La Ammar presentó en 2013 un proyecto de ley para darle a la actividad un marco normativo, teniendo en cuenta que en el país “el trabajo sexual no está prohibido, pero tampoco cuenta con un marco normativo que nos garantice derechos”. Desde que se constituyeron como una organización social, la Ammar se fijó como premisa tener un amparo en el aspecto legal, aunque esa posibilidad siempre se les ha negado. En cuanto a la iniciativa de ley perdió estado parlamentario en 2015 y no volvió a presentarse.

UNO pudo establecer contacto con las autoridades de la Asociación para acceder a información sobre las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales y cuáles son los desafíos a los que se enfrentan diariamente. La secretaria del área de Diversidad, Melisa D’Oro, indicó ante la requisitoria del último censo, que data de 2009, reveló que en todo el país había 80.000 trabajadores sexuales. En esa línea reconoció que en todo momento reciben consultas de sus compañeras respecto de cómo acceder a controles de salud, de la posibilidad de acceder a viviendas o cómo actuar ante la intervención policial en la vía pública.

Ammar Entre Ríos también pudo avanzar en acciones de atención integral a las mujeres, enfocadas en el aspecto sanitario, con la promoción de la prevención de enfermedades de transmisión sexual, entre otras cuestiones. “Damos algunas charlas en materia de salud, sobre cómo se usa el profiláctico. Se consigue una determinada cantidad de profilácticos y se los reparte. También hacemos hincapié en la parte anticonceptiva”, acotó Torres.

La vocera contó acerca de las gestiones tendientes en Entre Ríos para lograr el reconocimiento del trabajo sexual, y si bien se golpearon varias puertas en el ámbito legislativo, por el momento no se lograron avances. “Se presentó y la cajonearon, entonces a fines de mes vamos a volver a recorrer Diputados y Senadores, y todo lo que esté a nuestro alcance para volver a presentar el proyecto. El reconocimiento apunta a tener nuestros beneficios, porque nosotras también pagamos los impuestos, cuando vamos a comprar un kilo de pan o kilo de azúcar. No queremos que el trabajo sexual sea un boom. Queremos tener nuestros derechos, porque llega cierta edad y el cuerpo te pasa factura”, reflexionó.

De esa manera puso en evidencia que las demandas más urgentes comprenden el acceso a una jubilación, a una obra social, o aunque más no sea un recibo de sueldo que les permita tener acceso a un alquiler. “No podemos alquilar y andamos de casa en casa. O estamos en una vivienda precaria que se nos cae a pedazos. O llega el invierno y tenemos chicos que viven más internados por problemas respiratorios. Se nos sabe dar algún nailon para cubrir algún ranchito, pero eso no es justo”.

Entre los proyectos de la organización surgió la idea de presentar un cupo laboral para trabajadoras sexuales en el ámbito de la Municipalidad de Paraná, siguiendo el camino que abrió el colectivo trava-trans. La primera puerta se abrió con la experiencia de una mujer que comenzó a trabajar en el municipio, pero su contrato fue dado de baja en la gestión del exintendente Sergio Varisco. “Por el cierre de los prostíbulos las compañeras tuvieron que salir a la calle, tuvieron que irse a otras provincias para trabajar, porque todavía no le han dicho a la familia que son trabajadoras sexuales. Antes las compañeras estaban resguardadas porque siempre estuvieron trabajando dentro de un boliche. En la calle es diferentes, porque tomás frío o tomás calor”, describió. Y negó la existencia de los proxenetas pese que en los Tribunales Federales son habituales los juicios por casos de Trata bajo la modalidad de explotación sexual. “Para la sociedad es como que nosotras no existiéramos. No nos han convocado para ningún evento por el Día de la Mujer y eso que somos mujeres y estamos en la lucha en la calle continuamente y a la par de algunas organizaciones, cuando nos invitan para hacer alguna actividad. Falta conciencia”, criticó.

 

“Se castiga la explotación”

José Candioti es fiscal coordinador del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Paraná y se especializa en casos de Trata de Personas con fines de explotación sexual. Consultado por el debate acerca de la legalización del trabajo sexual, el funcionario se basó en la postura de la Unidad de Trata de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), que dirige Marcelo Colombo. “En la Argentina lo que se castiga es la explotación de la prostitución, entonces lo que se dice es que esa gente que está en situación de prostitución se aprovechan de ella los tratantes, y eso es lo que hay que perseguir, y eso es lo que la ley castiga. Desde nuestro punto de vista estamos interesados en que si hay una explotación sexual o laboral, reciba su castigo por esta acción tan deleznable que ataca la dignidad de la persona y su libertad. Ese es nuestro pensamiento”, argumentó.

Desde este abordaje explicó que la intención es que las causas estén judicializadas, en el marco de las denuncias y las investigaciones de la Policía sobre presuntos casos de Trata. “Estamos atentos a las causas que ingresan y de las que ya están, tratando de que se pueda resolver la cuestión. Hay una causa contra Carlos Darío Montiel, una persona que fue condenada por Trata sexual. Aunque luego se le abrió una causa por Amenazas contra dos de las juezas del tribunal. Estamos interesados en la realización de ese juicio. Hemos pedido al tribunal que en la medida de sus posibilidades se realice este debate. En el caso de Montiel, como no está privado de su libertad, hasta ahora el juicio no se realizó”, señaló.

Para Candioti tiene relevancia además la situación de las víctimas en cuanto a los casos donde se ha condenado a los responsables de su captación o de su traslado. “Para eso estamos atentos a lo que tiene que ver con la ejecución penal de la pena: hay en el tribunal muchas personas condenadas por Trata, alrededor de 70, pero muchas de ellas están cumpliendo la pena. Nos preocupan los derechos de las víctimas en relación a esas personas condenadas; porque hay una nueva ley que le otorga derechos a las víctimas, ya que las mismas se preocupan si las personas condenadas solicitan salidas, o la libertad condicional o la libertad asistida, que son diversos institutos que tiene la ley para posibilitar el egreso del condenado”, aseveró.

Con respecto a este flagelo, en la Justicia federal se pudo advertir que la modalidad de captación ha ido mutando, ya que en primera instancia se llegaba a la víctima de manera directa, es decir que el tratante concurría al domicilio de la víctima y la captaba personalmente. Con el paso del tiempo los tratantes fueron adquiriendo métodos sofisticados de captación y se empezó a observar que la captación se realizaba a través de las redes sociales o mediante el engaño. “El engaño es la falsa promesa de un trabajo legal, es decir que la víctima es engañada creyendo que va a trabajar de niñera en un inmueble o que va a trabajar de empleada en un bar. Eso es bastante común en los casos que hemos tenido, porque en el tribunal hay condenas por todas las fases del delito de la Trata: la captación, por el traslado y la recepción”, completó.

 

El TOF, al tope de la cantidad de sentencias

Desde 2008, luego de la sanción de la Ley Nº 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de personas y Asistencia a sus Víctimas, se lograron 271 sentencias, y entre las jurisdicciones involucradas, el Tribunal Oral Federal de Paraná logró 25 sentencias, ubicándose cuarto a nivel nacional, después de Mar del Plata, Córdoba, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Comodoro Rivadavia (estas dos con la misma cantidad). Esa cifra aumentó en los dos últimos años a 70 sentencias, según confirmó a UNO el fiscal José Candioti, quien volvió a insistir en que el corredor Paraná-Santa Fe por la vía del túnel subfluvial sigue siendo un medio para captar a las víctimas de Trata.

“Esto está apoyado en las estadísticas de las causas, ya que hay más de 15 situaciones en las cuales las víctimas son de Santa Fe y que son traídas desde esa provincia a Paraná, quizás por la cercanía. Además existe una particularidad de la Trata, que es la rotación, y es tan perverso el poder del tratante, que lo quiere hacer es rotar a las víctimas porque los clientes quieren tener chicas nuevas. Así satisfacen a los clientes y sus deseos perversos”, explicó.

UNO

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