Las jornadas lluvias que se vienen dando en la zona y la habitual imprudencia de los conductores uruguayense, son un cóctel poco seguro para la actual situación vial de la ciudad.
Fue en este contexto, de calles mojadas y con poco respeto por las normas básicas de manejo, que se generó un nuevo accidente de tránsito durante la tarde de este miércoles. En esta oportunidad, el incidente vial se generó en la peligrosa esquina de Doctor Scelzi y Galarza.
Cuando el reloj marcaba las 17 horas, un remisero que circulaba de norte a sur por Scelzi, chocó a un motociclista que manejaba en sentido de este a oeste por Galarza. Según testigos del accidente que dialogaron con La Calle, el remisero circulaba debidamente y al llegar a la esquina mencionada embistió a la moto de baja cilindrada que no respetó el paso de quien venía por la derecha.
A esta altura no resulta novedoso que los motociclistas no respeten el paso en las esquinas, pero asombra que no cuiden su propia integridad física al no respetar el paso de los autos que circulan por la derecha.
Una vez labradas las actas correspondientes, se constató que el motociclista no sufrió heridas de consideración y no requirió ser asistido para realizarle curaciones.
Además, los testigos aseguraron que el remisero que conducía un Peugeot 301 se preocupó al ver que su vehículo chocó contra una moto, pudiendo afectar seriamente al motociclista.
La esquina de Galarza y Scelzi suele ser una intersección donde se generan muchos accidentes de tránsito, por lo cual no se comprende la falta de un semáforo.
Cabe remarcar que los semáforos no son una solución definitiva al flagelo de los accidentes de tránsito, ya que si los conductores no los respetan, por sí solos no pueden evitar choques.
El ascenso en la cantidad de accidentes viales y la naturalización de los mismos en la ciudad, lleva al replanteo de si es necesario o no que la educación vial se una materia de mayor estudio en la sociedad uruguayense.
Sólo resta esperar el nuevo escenario de un accidente de tránsito local y rogar que no existan víctimas fatales que lamentar.
Por último, cabe aclarar que la solución a este flagelo va muchos más allá de posibles y esporádicos controles viales realizados por las autoridades pertinentes. El problema es la educación.
La calle
