El líder piquetero fue condenado por la agresión ocurrida en medio del conflicto con el campo en 2008. Ahora, Alejandro Bahan lo visitó en la cárcel.

En 2008, en medio de las manifestaciones del campo contra la resolución 125 que impuso las retenciones móviles para algunos productos agrícolas, el ruralista entrerriano Alejandro Gahan se cruzó en Plaza de Mayo con el kirchnerista Luis D’Elía y discutieron. Gahan le gritó “mercenario” y D’Elía, jefe de una de las fuerzas de choque que había desplegado en las calles el gobierno de Cristina Kirchner en ese momento, le pegó la trompada por la que años más tarde fue condenado a cuatro días de prisión.

La historia no quedó ahí. Esta semana, Gahan fue a visitar a D’Elía al penal de Ezeiza, donde se encuentra preso por la toma de una comisaría de La Boca.

«De esta manera respondemos a las propuestas de Cristina Kirchner y Perón: ‘Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino’», escribió el piquetero kirchnerista en su cuenta de Twitter y compartió una foto de los dos juntos, tomados de la mano en la celda.

En el medio, pasaron 11 años en los que, tras pedidos de disculpas mutuos, los dos hombres empezaron a tejer una relación que “no es de amistad”, aclaran, pero sí de respeto y de intercambio de llamadas.

“Él consideraba que yo era parte de un intento de golpe de Estado, como pensaban los kirchneristas en ese momento. Yo le decía que Cristina Kirchner le pagaba para ir a amedrentar a la gente”, recuerda ahora Gahan.

El entrerriano asegura que recibió muchas «críticas» por haberse acercado a D’Elía y que, aunque siguen estando «ideológicamente en las antípodas», mantienen charlas «de política y de la vida».

«Un día me sorprendió al venir a mi casa y conversamos, nos pedimos perdón mutuamente. Incluso compartimos un programa de TV y hasta le escribimos juntos una carta al Papa”, había contado en 2015 D’Elía.

Gahan fue el que quiso darle a la pelea otro final. “Cuando fuimos a juicio por ese episodio me acerqué y le dije: ‘Si nos morimos acá en las escalinatas, ¿qué dejamos para los que vienen atrás? ¿más rivalidad y violencia?’», cuenta Gahan.

D’Elía, asegura, recibió bien su gesto y dieron vuelta la página. “La actitud humana de Luis es genuina, él es transparente. Por eso a mí me da bronca que mientras le sirvió el kirchnerismo lo usó y ahora lo dejaron de lado», apunta el ruralista, que también se preocupa por su estado de salud: «En el estado que está, con dos bypass y diabetes, mi pregunta es si la atención hospitalaria de Ezeiza está a la altura. Si no lo está, voy a ser el primero en apoyar para que le den domiciliaria”.

Sin embargo, Gahan dice que D’Elia no se queja: “Él está muy curtido. Y si se está muriendo tampoco te lo va a decir”, apunta.

La «amistad», asegura Gahan, fue cultivada a pesar de las diferencias. “Ideológicamente seguimos estando en las antípodas. Por eso no hay que perder el contacto humano, porque si no las grietas tienden a abrirse de nuevo. No hay esperanza si no construimos una argentina unidos», asegura Gahan, que recibió críticas por acercarse a D’Elía.

“El grado de fanatismo es una locura. Me llaman o me dicen cosas por haberme acercado a Luis. Yo les explico que no cambié mis ideas, pero algo que compartimos es la preocupación por la pobreza y eso no tiene que ser de derecha ni de izquierda, es sentido común”, agrega.

-D’Elía es una figura controvertida por sus dichos y porque protagonizó varios episodios de violencia. ¿Usted cómo lo ve ahora?

-Más allá de sus formas, que pueden ser opinables, porque es impulsivo, es un hombre que tiene coherencia absoluta entre lo que piensa y hace. No se traiciona. Y la gente lo quiere por lo que es y porque está con ellos. Es un referente social. (Diario El Sol)

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