Un momento dramático vivió un matrimonio estafado este viernes por la tarde, en su casa del barrio Pagani, de Paraná. En pocos minutos, sufrieron un engaño por teléfono y el posterior robo de sus ahorros.

Los engañaron por teléfono e irrumpieron en su vivienda para robarles los ahorros

Fue mediante la ya conocida estafa telefónica a personas mayores, donde se hacen pasar por un familiar. Con el argumento de que deben cambiar billetes que salen de circulación, pasa por la casa un falso empleado bancario y se lleva el dinero. Pero en este caso los delincuentes demostraron tener más información de lo habitual sobre la familia de las víctimas.

Graciela, de 73 años, y Juan, de 79, estaban en su vivienda del barrio Pagani de Paraná ayer a la siesta cuando recibieron el llamado.

«Qué mal momento, qué mal momento», dijo Graciela, y Juan contó: «Como a las tres menos cuarto empezaron las llamadas al teléfono fijo, y bueno, se hizo pasar por mi hijo, Pablo, y la voz era muy parecida, pero ronca. Dice ‘acá estoy en el banco, hablé con el gerente y avisan que va a haber cambio de los billetes de 100 pesos’. Y mientras tanto nos pidieron los números de cinco billetes de Eva Perón y de Roca, pero eso para ir demorando nomás».

La mujer agregó: «Entonces cuando dijo Pablo, él le dice ‘pero no te escucho bien ¿querés que te corte? Yo te llamo’. Resulta que llamábamos y llamábamos al mismo tipo. Llamo al otro hijo mío que trabaja en un banco y me dice ‘Pero sí mami, ya voy al banco, está Pablo esperándome, es verdad, no seas desconfiada’. Pero qué vas a pensar, se sabían los dos nombres de los hijos».

«Nos decía el oficial que primero buscan en la guía, se van al registro de las personas y ven qué edad tienen, si son viejos, ahí van, porque son los más vulnerables», dijo Juan, y luego explicó: «Lo que hacen es llamar y dicen ‘no cortes’, van hablando y pidieron números de varios billetes de 100, y es para demorar, porque no quieren que llamen a la Policía si uno desconfía».

Los estafadores llegaron rápido a la casa, y no dieron tiempo ni a pensar: «Hablamos por teléfono y dicen ‘dentro de 10 o 15 minutos los muchachos van a ir con el camión de caudales, y tocan timbre. Lo atiendo y le digo ‘escuchame una cosa, dame algún documento, dame algo’.

‘Pero señora ?dijo?, yo no me voy a jugar mi sueldo, yo soy cajero del banco’. Y se metió el tipo nomás». En ese momento agarró una bolsa con el dinero, y salió rápidamente a la calle.

Juan recordó: «Jamás le abrimos a nadie, miramos por la ventana, y esta vez… Uno entró acá, el otro estaba en la equina esperando en la moto. Salimos bien pero empezó a correr, ahí me di cuenta. Yo no sé, son esas cosas que lo agarran a uno desprevenido».

El dinero sustraído es entre 20.000 y 25.000 pesos, y lo que más lamentan es el destino que tenían esos ahorros: «Esa bolsita que se llevaron era de mi hijo, que estaba juntando para el cumpleaños de 15 de la nena», contó Graciela.

Tras la denuncia, se hizo presente en la casa la División Delitos Económicos de la Dirección Investigaciones de la Policía. El jefe del área, Javier González, se entrevistó con las víctimas y comenzó la pesquisa. «Pedimos unas cámaras domiciliarias que vimos cerca de la zona, para ver estas dos personas que fueron en moto y tenemos que ver qué número telefónico impactó en el fijo, que hay que pedir mediante un oficio judicial», dijo González a UNO.

«La única prevención es la información. Ninguna entidad bancaria va a cambiar el dinero a un domicilio. Pero los estafadores tienen tanto poder de convicción con la mentira y logran hacerse pasar por un familiar», agregó.

La mujer se levanta a las 6, se sienta en la máquina de coser y trabaja hasta la medianoche. Su marido aún arregla televisores. Pablo, el hijo de ambos, muy indignado por lo que le sucedió a sus padres, expresó: «Este es un barrio viejo, era un barrio tranquilo, nunca pasó nada. Y ahora esos se abusan de gente grande. Ellos en Navidad quedaron solos para no descuidar la casa, y les tocó igual».

En el barrio Pagani muchos aseguran que ya no se vive con la tranquilidad de antes. La semana pasada desvalijaron la casa de un matrimonio que recién se había mudado y poco antes entraron por el fondo a la casa de dos ancianos, donde el loro gritó y evitó el robo. Hay quienes sospechan de personas nuevas que se asentaron en esas cuadras cercanas a Rondeau y Churruarín, corridos de otros barrios de la ciudad. Todos esperan una solución, antes de que ocurra algo peor. (UNO)

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