Para el abogado del hombre que se quitó la vida en la Jefatura de Concordia «hubo muchos errores» en la causa. «Le dictaron la prisión preventiva porque no era una persona `con apellido`», dijo a Elonce TV.

La fiscalía se encuentra investigando si la policía de Entre Ríos tuvo responsabilidad o negligencia en el suicidio de Sebastián Pelayo, a quien no le quitaron los cordones ni el cinto.

Rafael Briceño, abogado de la familia de Sebastián Pelayo, el hombre que se ahorcó en la celda de la Jefatura Concordia, entendió que la causa de su defendido «estuvo plagada de vicios, se hizo una pésima investigación y después surgió para el fiscal y los vocales que tenían que darle una respuesta a la víctima y no se observó el procedimiento. Se lo puso en prisión inútilmente. Es natural de acá, tiene hijos y familia, un numeroso núcleo familiar, y no tiene medios económicos para vivir en la clandestinidad, para fugarse. Creo que hubo un severo error del tribunal».

Sebastián Pelayo de 33 años de edad, fue condenado en los Tribunales de Concordia, a 13 años de prisión efectiva por abuso sexual de una menor, en el Barrio Las Colinas en el año 2014. Pero minutos después, y mientras esperaba ser trasladado para cumplir su condena en la Unidad Penal Nº 3 de Concordia, decidió quitarse la vida en una celda de la Jefatura Departamental de Policía de esa ciudad.

Para el abogado «los errores se complementan con otro `verdadero horror`: a una persona que acaban de condenarla, la trasladan y alojan en una `pocilga` porque no es una celda; sin ningún tipo de guardia ni control, y sin observar ninguna medida mínima de seguridad. Las consecuencias son las que se observan, se perdió una vida cuando se podría haber evitado».

Pelayo opinó que «hasta a un muchacho que lo detienen en la calle, hasta para averiguación de antecedentes se lo sacan, y a un muchacho, recientemente condenado, en estado de shock, lo dejan con todo (cordones y cinto».

«Este hecho no hubiera ocurrido si no se dicta una prisión preventiva. Yo lo iba a recurrir, a llevar al Superior Tribunal, primero a Casación (no tengo confianza a la casación), con la esperanza de que hasta que no quede firme el fallo en segunda instancia no lo pudieran detener», aseveró.

Para Briceño, «la justicia no existe, la justicia es una aspiración».

Pelayo «era parte de una familia estigmatizada, con o sin razón, si hubiera sido una persona de apellido, estoy seguro que no le hubieran dictado la prisión preventiva», detalló.

Además el letrado se quejó de que «las cámaras apuntan hacia las rejas y no para el interior de la celda. No sé de qué manera podrá servir la cámara».

El caso por el que fue condenado Pelayo «vale su estudio, pero no se daban las condiciones para la prisión preventiva; esta se hace cuando se torna indispensable, en este caso no lo era. Pasó cuatro años cumpliendo con todas las reglas sin verse involucrado en otro hecho significativo, se la pidieron en función de que la familia de la chica estaba en Buenos Aires, que la chica supuestamente abusada tenía temor, que la familia quería venir a Concordia, que Pelayo tenía logística para escapar. Cuando te quieren dibujar algo, lo hacen y eso porque era Pelayo».  (El Once)

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