Comienzan a aplicar fuertes cambios en la escuela secundaria: Las claves

Todos los alumnos de la secundaria de las escuelas de Capital Federal deberán trabajar en el último año. No habrá más materias sueltas ni notas numéricas. Buscarían que los cambios se vayan aplicando en todo el país. Los detalles.

Una reforma radical de la escuela secundaria se implementará en las escuelas públicas porteñas a partir del año que viene. Los mismos podrían ir aplicándose luego en el resto del país, ya que van en línea con los cambios generales que promueven el Ministerio de Educación nacional y el Consejo Federal para adaptar la escuela media a los nuevos tiempos y así combatir la deserción.

Entre las modificaciones, se destaca que ya no habrá más «materias sueltas» sino que estarán integradas dentro «áreas de conocimiento»; no habrá más notas numéricas del 1 al 10: los alumnos serán evaluados con un sistema de «créditos» que contemplarán «todas las situaciones del aprendizaje»; no se repetirá más el año completo, en su lugar se recuperará contenidos a contraturno.

Además, los cambios incluyen un punto que despierta polémica en algunos sectores: todos los alumnos deberán trabajar en el último año.

El nuevo diagrama incluye dos años de ciclo básico, dos años de ciclo orientado y un quinto año que será «integrador y formativo más allá de la escuela», de acuerdo a un documento que ahora circula por las escuelas y al que tuvo acceso el diario Clarín. Para este último año se contempla una parte del tiempo escolar destinado a aprendizajes dentro de empresas y otro al desarrollo de habilidades relacionados al emprendedorismo. Para el gobierno es la mejor forma de integrar la educación con el trabajo pero otras voces, especialmente del mundo sindical, afirman que se piensa en la formación de «mano de obra flexibilizada».

La subsecretaria de Coordinación Pedagógica del ministerio de Educación porteño, Andrea Bruzos, dice que las pasantías no se harán solo en empresas. El lugar será elegido por los docentes junto al ministerio de Educación -que hará los lazos institucionales- y tendrán que tener un sentido pedagógico. «Por ejemplo, los chicos de la orientación de arte podrían hacer las prácticas en el Colón o en el conservatorio», afirma.

A este enfoque de vinculación se lo conoce como «práctica profesionalizante» y ya es común en escuelas técnicas y algunos colegios privados. La novedad es que ahora lo harán todos los estudiantes secundarios de las escuelas públicas porteñas.

«No está mal la relación de la escuela con el mundo laboral pero hay que ver en qué tipo de trabajo se está pensando. Los estudiantes tienen que ser sujetos de derechos y no adaptables a las necesidades del mercado», replica Marcelo Parra, secretario de educación media del gremio docente UTE, que ayer tuvo una reunión en el ministerio para tratar este tema.

 

Las claves de la reforma de la secundaria porteña

En cada caso, el nuevo esquema comenzará en los primeros años. El resto de los alumnos continúan con el viejo régimen.

El contenido curricular sigue siendo el mismo pero cambia la forma en que se lo da. Las materias se agrupan en cuatro áreas de conocimiento: ciencias sociales y humanidades, científico tecnológico, comunicación y expresión, y orientaciones.

En el 30% de la clase el docente introduce los contenidos y el 70% restante es para «trabajo autónomo y colaborativo».

Los chicos llegan a la secundaria con un informe de la primaria.

No habrá notas numéricas, sino un sistema de «créditos». No habrá repitencia tradicional: se debe recuperar los contenidos.

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